Algunos hablan ya con sorna de los “once minutos de paz”, once minutos en los que la cuenta oficial de Donald Trump en Twitter desapareció sin dejar rastro. “Lo sentimos, esta página no existe” rezaba un lacónico mensaje, seguido poco después de otro en el que la red social achacaba lo ocurrido a un error humano, debido al descuido de un empleado que habría dado de baja la cuenta.
Pero no. No fue sin querer. Como Twitter acabó por descubrir, el responsable del apagón presidencial fue un empleado del servicio de atención al cliente en su último día de trabajo.
Through our investigation we have learned that this was done by a Twitter customer support employee who did this on the employee’s last day. We are conducting a full internal review. https://t.co/mlarOgiaRF
— Twitter Government (@TwitterGov) 3 novembre 2017
Héroe para unos, villano para otros, en cualquier caso el trabajador vengativo pasará a la historia por haber logrado lo que parecía imposible: hacer desaparecer a Trump de Twitter, su terreno de juego favorito y donde cuenta con 41,7 millones de abonados.