Desde el 10 de agosto hasta ahora han llegado a la isla griega de Lesbos ocho mil refugiados. Se concentran en dos centros de acogida que están sobresaturados.
Cinco mil quinientos de ellos están en el centro de Moria que solo esta preparado para atender a la mitad de ellos.
El refugiado paquistaní Faruk Chima lleva internado en Moria 16 meses: “Somos muchos aquí. No queremos esta vida tenemos que irnos de Lesbos. Aquí no hay nada para los refugiados: ni espacio, ni cuidados, ni ropa. Todas las noches, hay peleas en el campamento. La policía viene y se limita a mirar”.
Justo detrás del centro de los refugiados hay una potencial bomba de riesgo sanitario. Los niños juegan y comen junto a la basura, los restos están amontonados durante días sin que los retiren.
La refufiada afgana Sarah Nawabi solo lleva 15 días en Moria. Está desesperada. “No pensamos que esto sería así. De haberlo sabido, no habríamos venido aquí a Moria. Lo que queremos es una vida mejor, queremos estudiar y vivir. Pero aquí, no hay nada, no hay ninguna perspectiva por delante, no veo nada”.
En medio de todo vecinos y policías se manifiestan en la entrada principal del campamento.
Cuatro agentes de policía fueron detenidos despues de que dos refugiados que iban a ser deportadados huyeran del campamento. Los policías piden mejores condiciones de trabajo.
La crónica sobre el terreno del corresponsal de euronews, Apostolos Staikos: “En los últimos meses, son muy pocos los refugiados que tras ver rechazadas sus peticiones de asilo han vuelto a Turquía. Al mismo tiempo, docenas de refugiados se arriesgan a viajar hasta Lesbos. Una vez más, el campamento de Moria está abarrotado y en situación de emergencia.