La Unión Demócrata Cristiana, presidida por Angela Merkel, llega bajo presión y con una baja popularidad
La Unión Demócrata Cristiana, presidida por Angela Merkel, llega bajo presión y con una baja popularidad después de que tuviera el peor resultado de su historia en las elecciones generales del pasado mes de septiembre.
Pero la canciller se declaró optimista y espera poder dar un nuevo rumbo a Europa y Alemania.
"Lo que más me importa es tener claras las prioridades que tiene Alemania. Vamos a negociar rápido. Creo que la gente espera que avancemos y formemos Gobierno. Soy optimista pero creo que debemos lograr resultados y creo que se puede hacer en un periodo relativamente corto de tiempo".
Por su parte, el presidente del partido socialdemócrata, Martin Schulz, señaló que su objetivo es que las negociaciones sean rápidas y constructivas.
"El objetivo es que la política que lleve a cabo la República Federal de Alemania sea más justa, más moderna, sobre todo en materia de educación, y que lidere la Unión Europea a nivel internacional. Con esta voluntad y este espíritu empezamos las negociaciones".
En el caso de que las conversaciones entre ambos partidos prosperen, el resultado aún tendrá que se autorizado por los 450.000 militantes socialdemócratas y si no hay acuerdo, Merkel estaría abocada a gobernar en minoría, algo que la canciller ya ha descartado.
Los posibles puntos en los que no se podrían poner de acuerdo son temas de índole laboral, como por ejemplo la regulación de contratos temporales, las tasas médicas entre distintos modelos de seguros o la migración en el país.