La mayor acción concertada contra la inteligencia rusa desde la Guerra Fría

Los diplomáticos rusos hacen las maletas. Ya son más de 110 los que han recibido la orden de salir de 23 países occidentales en respuesta al envenenamiento en el Reino Unido del exespía ruso Serguéi Skripal. Un caso que está resucitando en todo el mundo los demonios de la Guerra Fría.
Estados Unidos encabeza la operación punitiva con la expulsión de 60 diplomáticos rusos de su territorio, a los que Washington califica de "espías", y el cierre del consulado de Seattle por su cercanía con una base de submarinos nucleares.
Por su parte, dieciséis miembros de la Unión Europea han expulsado a 33 representantes rusos (España ha expulsado a dos) en un movimiento de respaldo a Londres al que también se han sumado países como Ucrania, Canadá, Albania o Australia.
Para el portavoz de la Casa Blanca, Raj Shan, con el caso Skripal se ha cruzado una línea roja.
"El envenenamiento en el Reino Unido que ha conducido a este anuncio fue una acción descarada y peligrosa, que no solo puso en peligro a las dos personas que fueron envenenadas sino a otros muchos civiles inocentes. Este no es el tipo de comportamiento que Estados Unidos y sus aliados pueden aceptar", afirmó.
Rusia niega su implicación al tiempo que considera una provocación lo que está ocurriendo y promete una respuesta país por país.
"Es un movimiento desaforturano y muy poco amistoso -dijo a los medios Vasili Nebenzia, el representante ruso ante la ONU-. Nuestro embajador protestó cuando fue llamado al Departamento de Estado y van a seguir las protestas".
En concreto, Moscú advierte de que el Reino Unido ha colocado una bomba de efectos retardados en las relaciones entre la Unión Europea y Rusia, al pedir solidaridad con el caso Skripal sin acordarse de que Londres va a dejar en breve el club comunitario.