Muchas personas permanecen conmocionadas en la capital mientras los húngaros que viven en ciudades y localidades más pequeñas están muy satisfechos con el triunfo de Viktor Orbán en las elecciones generales
Budapest y las zonas rurales, dos mundos opuestos en Hungría. Muchas personas permanecen conmocionadas en la capital mientras los húngaros que viven en ciudades y localidades más pequeñas están muy satisfechos con el triunfo de Viktor Orbán en las elecciones generales.
"Estoy deprimido. Pensé que obtendría la mayoría, pero lograr dos tercios de los escaños en el Parlamento... me sorprende", declara un ciudadano. "Los mensajes de Fidesz fueron tan contundentes en los últimos meses que no deberíamos extrañarnos", afirma otro.
"Estoy muy satisfecha y no sé por qué la oposición no entiende que la gente, en este país, no quiere un cambio de Gobierno", declara una ciudadana húngara. "Estas elecciones confirman el éxito del gobierno a la hora de dominar los medios de comunicación y difundir noticias falsas", señala otro.
Los analistas políticos consideran que es bastante fácil entender por qué se ha producido esta situación. Para ellos, ni el ultraderechista partido Jobbik, ni la izquierda, supieron ganarse al electorado de las zonas rurales. "El Jobbik no pudo hacerlo y el partido conservador nacionalista, Fidesz, se erigió en el salvador en esas zonas", declara el analista político Attila Juhász.
A las personas con menos recursos económicos no les desagrada la política del Fidesz. Su temor a la inmigración es mayor que los diferentes casos de corrupción y malversación en la clase política.
"Los resultados de las elecciones húngaras muestran que la brecha entre Budapest y las zonas rurales es profunda y que, al parecer, esta situación empeorará en los próximos años, señala la corresponsal de Euronews en Budapest, Veronika Rippel.