Muerte de la araña más longeva del mundo a los 43 años

Muerte de la araña más longeva del mundo a los 43 años
Derechos de autor Leanda Mason / Curtin University
Por Rafael Cereceda
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El estudio sobre "Número 16", la araña más longeva que se conoce acaba de ser publicado, poco después de su fallecimiento. La autora de la investigación no ha podido publicarla personalmente porque tiene Alzheimer.

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Se llamaba "Número 16", tenía 43 y es la araña más longeva de la que se tiene noticia. Murió a finales del año pasado, se cree que por la picadura de una avispa. El trabajo sobre ella, titulado The longest-lived spider: mygalomorphs dig deep, and persevere (La araña más longeva: los migalomorfos cavan hondo y perseveran) acaba de ser publicado.

La araña más longeva que se conocía hasta ahora era una tarántula de 28 años criada en cautividad. También se cree, aunque no se ha podido comprobar, que las arañas de las cuevas de Tasmania viven entre 30 y 40 años.

Se da la circunstancia de que la instigadora de este trabajo no ha podido leer el artículo publicado porque desde hace dos años no puede trabajar debido al Alzheimer, según ha contado a euronews la investigadora Leanda Mason. La publicación de este trabajo, con las dos protagonistas "fuera de combate", ha tenido un tinte triste, según nos comenta.

Barbara York Main, que ahora tiene 88 años, comenzó a estudiar estas curiosas arañas en 1974. Durante 42 años pudo seguir día a día la vida de la población de estas longevas arañas. La "Número 16" participó en todo el estudio.

"Gracias a la detallada investigación de Barbara conseguimos determinar que la longevidad de estos ctenízidos se debe a su biografía, incluído el hecho de que vivan en su territorio natural y vírgen, y a su metabolismo lento y sendentario".

La hembra vive casi toda su vida en el mismo agujero.

Leanda Mason / Curtin University
El agujero de "Número 16"Leanda Mason / Curtin University

El macho vive menos, porque tiene que desplazarse. 

El grupo de científicos continuó el trabajo de Barbara York Main cuando esta no pudo continuar, y consiguió reunir detalles sobre la fecha y el motivo de su muerte. No han querido hacer una "autopsia" ni recuperar el cuerpo para no dañar el terreno, que seguirá siendo objeto de estudio. 

"Estas arañas ejemplifican una estrategia de supervivencia en paisajes antiguos, y mediante nuestra investigación continua podremos determinar el impacto potencial que tendrán las tensiones futuras del cambio climático y la deforestación en la especie", comenta el profesor Grant Wardell-Johnson, subdirector del Consejo de Investigación Científica de Australia. 

Los científicos destacan, sobre todo, que el caso de "Número 16" y Barbara York son una muestra de la importancia de poder realizar investigaciones a largo plazo.

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