Denuncias de fraude en el Líbano para impedir la elección de una mujer

"Dejad de tener miedo de las mujeres poderosas'. Ese es el grito de guerra en el Líbano, donde una coalición laica, liderada por dos mujeres, denuncia que se intenta quitar a una de ellas el escaño que ha ganado en las elecciones.
Cientos de sus seguidores se congregaron en Beirut para denunciar lo que consideran un fraude electoral. El domingo se daba por segura la elección de las dos candidatas de Kuluni Watani, el nombre de la coalición, pero, por alguna razón, poco después, una de ellas ya no figuraba. Se trata de la periodista y escritora Joumana Hadad, que promete plantar batalla para que se reconozcan sus derechos.
"Quiero saber qué ocurrió entre el domingo y el lunes y por qué se envió fuera de la sala de recuento durante una hora a nuestros delegados y a los observadores electorales con la excusa de que el sistema se había venido abajo. ¿Qué ocurrió en esa sala para que el resultado cambiara? Queremos respuestas", afirma Joumana Hadad.
Quien sí ha entrado en el Parlamento ha sido la otra candidata de la coalición laica, la presentadora de televisión Paula Yacoubian, algo que supone todo un éxito para la sociedad civil en un país dominado por las grandes corrientes religiosas.
"Tenemos dos representantes en el parlamento, no uno. Creo que durante la noche trabajaron para que Joumana no ganara y por eso terminamos con un diputado, para que no se vieran afectados. Miren a la gente, ¿qué puedo decir?", afirma Paula Yacoubian mientras muestra a la multitud que la rodea.
"Es la hora del cambio" se podía leer en las pancartas de los manifestantes en Beirut, que anuncian más actos de protesta.
Kuluna Watani es la voz de la alternativa civil frente al poderoso movimiento chií Hizbulá, aliado de Irán y del Gobierno sirio, que se ha proclamado el gran ganador de los comicios y cuyos seguidores han teñido de amarillo las ciudades del país.
En el Líbano, el poder está dividido entre las dos grandes corrientes que apoyan respectivamente a Irán y a Arabia Saudí. El Parlamento es el reflejo de este reparto de poder entre diferentes comunidades religiosas (chiíes y suníes), de tal suerte que ningún partido ni comunidad puede controlar completamente la cámara.
Por eso, aunque Hizbulá haya ganado, el Gobierno va a seguir dirigido por el primer ministro suní Saad Hariri, aliado de Arabia Saudí, y eso a pesar de que su partido, Corriente del Futuro, ha sido el gran derrotado de las elecciones, en las que ha perdido un tercio de sus escaños.