Pandillas rivales aprenden a convivir en El Salvador

Pandillas rivales aprenden a convivir en El Salvador
Por Euronews  con AFP TV - Carlos Mario MÁRQUEZ

Los tatuajes con los que marcaron su pertenencia a una pandilla pueden ser una condena a muerte. Borrar el pasado, optar por la reconciliación, no siempre es fácil.

Este es el centro penal de San Francisco Gotera, en El Salvador, uno de los paises con la tasa de homicidios más altas del mundo. Según cifras oficiales, en 2017 se registraron cerca de 4.000 homicidios en el país.

Con tatuajes que les marcan de por vida, aquí coinciden miembros de pandillas rivales como Barrio 18 o la Mara Salvatrucha (MS-13)

Aprenden diversos oficios para salir de la vida delictiva pero además tienen que aprender a convivir.

Moisés Linares, exmiembro de Barrio 18, imparte clases en la cárcel de la Gotera: "Con el pasar del tiempo el señor obró grandemente en mi vida y hoy me tiene en este lugar, impartiéndole una enseñanza a mis hermanos para que ellos en un futuro pueden ser personas de provecho al salir de este lugar."

Marlon y Julio, padre e hijo, cumplen condena en la misma celda. Pertenecían a pandillas rivales, pero eso es cosa del pasado. Marlon Steward Padilla al principio temía el encuentro con otros pandilleros.

"Yo me sentía con algo de temor al ser miembro de la pandilla MS y venir con los que por un tiempo fueron mis enemigos", asegura Marlon Steward Padilla, de 40 años, exmiembro de la Mara Salvatrucha.

Borrar el pasado, optar por la reconciliación, no siempre es fácil. Los tatuajes con los que marcaron su pertenencia a una pandilla, pueden ser una condena a muerte, y se convierten en un entramado confuso, difícil de borrar.

Fuentes adicionales • Escarlata Sánchez

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