John McCain quería ser recordado como un hombre "que sirvió a su patria"
Siempre en el candelero, John McCain, candidato republicano a la elección presidencial de Estados Unidos en 2008, era derrotado por Barack Obama.
Electrón libre en su partido, apoyó un proyecto de legalización de emigrantes clandestinos y rechazó la tortura en Irak y Guantánamo.
Héroe de guerra
McCain, ante todo cultivó su imagen de veterano de la Guerra de Vietnam. Piloto y prisionero de guerra, se le dio por muerto hasta su puesta en libertad, lo que le convirtió en héroe de guerra y patriota.
Hijo y nieto de militares, de su pasado militar conservó cierta belicosidad. Aunque su apoyo a la guerra de Irak como argumento electoral fue un obstáculo a sus aspiraciones presidenciales.
"Prefiero perder las elecciones que perder la guerra y os aseguro que nunca nos rendiremos en Irak", decía.
Contra la tortura, que él sufrió
Al oponerse a ciertos métodos de tortura, McCain supo desmarcarse de George W. Bush, uno de los presidentes más impopulares de las últimas décadas.
El tándem McCain-Palin
Al elegir a la ultraconservadora Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia, McCain, quiso ganarse el apoyo del sector más tradicionalista.
Pero el tiro le salió por la culata. Con Sarah Palin los problemas no cesaron ni tampoco las sorpresas, al anunciarse, en plena campaña, el embarazo de su hija adolescente y soltera, además de otras acusaciones de abuso de poder.
Apoyo a Obamacare
Antes rivales, amigos después. Casi diez años después de la contienda presidencial, el senador John McCain emitirá un voto decisivo a favor del Obamacare. Recordando que cientos de miles de personas con problemas de salud se quedarían sin cobertura médica si se derogaba una de las leyes estelares de Obama. Era su particular venganza contra Donald Trump, quien coronó con insultos y desprecios su carrera a la presidencia.
El octogenario McCain, recién operado de un tumor en el cerebro en julio de 2017, hacía caer la reforma de los republicanos para acabar con el sistema de salud. Independiente y genuino, ese voto fue quizá su última y más simbólica actuación de su carrera.