El presidente Ortega incrementa la presión sobre la oposición, a la que acusa de "buscar sangre"
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Sin tregua para la oposición. La policía nicaragüense ha disuelto una marcha convocada por Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) antes de que comience. Las fuerzas de seguridad del presidente Daniel Ortega se emplearon a fondo y detuvieron a 38 manifestantes acusados de convocar una protesta sin autorización.
Los contrarios a Ortega le siguen pidiendo que se libere a los presos políticos y, sobre todo, que dimita y convoque elecciones.
Los sandinistas también se concentraron para arropar al presidente y contrarrestar la pujanza de la oposición, que desde el estrado era de nuevo criminalizada por el jefe del estado, que la acusó de querer que haya "sangre".
Las protestas contra el líder de la revolución sandinista, en el poder desde 2007, comenzaron en abril por una reforma de las pensiones, pero se han alargado por el hartazgo con el Gobierno de Ortega y su entorno. Desde entonces han muerto alrededor de 300 personas en los choques entre oposición, policía y parapolicías, según diversas organizaciones proderechos humanos.