El presidente ucraniano lo había impuesto hace treinta días como respuesta al apresamiento de tres barcos militares y de su tripulación por parte de Rusia en el mar de Azov. Vladímir Putin tachó la medida de electoralista.
Ucrania levanta el estado de excepción en vigor durante los últimos treinta días, impuesto tras la captura por parte de Rusia de tres barcos militares en el mar de Azov y el apresamiento de sus 24 marinos.
El presidente Petro Poroshenko aseguraba prepararse así para una posible guerra a gran escala con Moscú.
"Repito con firmeza que Ucrania nunca dejará de usar los puertos del mar de Azov, incluidos los buques militares. La verdad está de nuestro lado, la ley y especialmente la ley internacional están de nuestro lado. El apoyo internacional está de nuestro lado y emplearemos todos los medios diplomáticos".
Rusia alegó que los buques violaban sus aguas territoriales. La semana pasada el presidente Vladímir Putin volvió ha criticar la medida, asegurando que le ha servido a Poroshenko para subir en las encuestas a costa del interés de su país. Tras lo sucedido, el líder ucraniano ha pasado del quinto al tercer lugar en los sondeos de cara a las elecciones del próximo mes de marzo.
Esta polémica medida permite la llamada a filas de los ciudadanos, el control de los medios de comunicación y la limitación de las concentraciones públicas. Una parte del parlamento ucraniano estaba en contra de su aplicación y forzó al presidente a restringirla a solo treinta días.
Poroshenko, por su parte, afirma que gracias a su gestión Ucrania cuenta ahora con nuevo armamento y mayor capacidad defensiva.