Los equipos de rescate han decidido suspender la construcción de un túnel vertical y centrar sus esfuerzos en llegar con uno horizontal hasta Julen, el niño de dos años que el domingo se cayó a un pozo profundo y estrecho en Málaga.
PUBLICIDADUno de los tres planes para rescatar a Julen cobra fuerza en el cuatro día del agónico operativo de rescate.
Los equipos de salvamento han decidido suspender la construcción de un túnel vertical y centrar sus esfuerzos en llegar con uno horizontal hasta el niño de dos años que el domingo se precipitó en un pozo profundo y estrecho en Totalán, un pueblo cercano a Málaga, en el sur de España.
Los 25 centímetros de diámetro y más de 100 de profundidad del pozo han dificultado desde el primer minuto las tareas de rescate del menor, lideradas por la Guardia Civil española y a las que han decidido unirse una brigada especial de mineros asturianos y la empresa sueca que en 2010 geolocalizó a los 33 mineros de Chile.
La perforación del túnel horizontal, que aprovechaba el desnivel del terreno, se ha revelado impracticable debido a que los trabajos toparon con unas rocas y a la inestabilidad del terreno, explicaron a Efe fuentes del dispositivo.
El objetivo es llegar a unos 80 metros de profundidad, donde se cree que se encuentra el niño, de quien se halló un cabello -confirmado por análisis de ADN- entre el material sólido extraído estos días del pozo.
"Siempre estamos trabajando con la idea de que Julen está vivo", aseguraba el miércoles el portavoz de la Guardia civil Bernardo Molto.
El pequeño Julen Roselló cayó el jueves al pozo cuando pasaba una jornada de campo con familiares y amigos, por lo que hoy entra en su cuarto día bajo tierra. La perforación del pozo se hizo sin los permisos necesarios y el agujero estaba sin protección ni señalización.
El dispositivo de rescate está integrado por un centenar de personas con abundante maquinaria pesada y en él colaboran empresas privadas, y la Brigada de Salvamento de Hunosa, una gran compañía minera.
El padre de Julen, José Roselló, declaró ayer a la prensa que su esposa y él están "muertos" por la situación, aunque mantienen la "esperanza" de rescatar con vida al pequeño. La pareja sufrió la muerte de otro hijo pequeño en 2017 debido a una enfermedad.