El capitán del crucero borró datos de su teléfono tras el accidente

Aún faltan por recuperar los cuerpos de once desaparecidos en el trágico choque de un crucero contra un barco turístico en aguas del Danubio en Budapest la semana pasada. En él murieron 28 personas, la mayoría turistas surcoreanos.
Hasta el momento se han localizado siete supervivientes y 16 cadáveres.
La identificación de los restos resulta compleja.
"Los cuerpos en esta clase de accidentes están tan dañados que su identificación es imposible con los métodos tradicionales como fotos u otros documentos", explica Zsuzsanna Kreitz, del departamento de criminalística de la policía húngara. "Así que comenzamos el proceso con la ayuda de huellas dactilares, muestras de ADN y archivos dentales".
Según la fiscalía húngara, el capitán del Viking Sygin que embistió la embarcación, borró los datos de su teléfono tras el accidente. La misma fuente confirma que este hombre, en prisión preventiva, había causado otro siniestro el pasado mes de abril con una embarcación similar en Holanda.
Las autoridades han anunciado que aún tardarán días en sacar a flote el barco, pues la gran grúa encargada de izarlo, capaz de cargar 200 toneladas, no puede pasar por debajo de los puentes debido al abundante caudal del río.
Se cree que puede haber cuerpos en el interior del barco sumerido a nueve metros de profundidad. La policía ha anunciado que pararían las maniobras si encuentran más víctimas.
En las tareas de rescate participa un equipo de buzos e ingenieros y guardacostas húngaros y surcoreanos, entre otros especialistas. Algunos de los cadáveres han aparecido hasta a cien kilómetros del lugar del choque.