Hong Kong desafía al dragón chino. El asalto del Parlamento honkonés por cientos de manifestantes ha enfurecido al Gobierno chino, que ha calificado lo ocurrido de "desafío descarado" al principio de "un país, dos sistemas". Se teme la respuesta de Pekín
Las protestas en Hong Kong se han convertido en un pulso sin precentes al Gobierno chino. El asalto este lunes al Parlamento de la excolonia británica ha enfurecido a Pekín, que ha ofrecido todo su apoyo a las autoridades locales para que encuentren y castiguen a los responsables, y ha calificado lo ocurrido de "desafío descarado" al principio de "un país, dos sistemas". Ahora se teme la respuesta del dragón chino.
Tras horas golpeando los cristales, los manifestantes penetraron el lunes en el edificio del legislativo honkonés con inusitada facilidad y sin que las fuerzas de seguridad intentaran evitarlo. De hecho, la Policía parecía haberse evaporado. Los destrozos fueron muy importantes.
El asalto rompe la imagen pacífica de las protestas
En las pintadas se podían leer mensajes como "no hay violencia del pueblo. La única violencia es la del Gobierno". Sin embargo este asalto ha roto la imagen pacífica de las masivas protestas de las últimas semanas, en las que los ciudadanos han salido a la calle para defender las libertades de las que disfruta Hong Kong, que sintieron peligrar a raíz de la polémica ley de extradición a China.
Los manifestantes desplegaron en el Parlamento una bandera de la época colonia, precisamente el día que se cumplían 22 años de la devolución a China del territorio.