El pontífice argentino ha celebrado una misa frente a centenares de personas por los migrantes, que en estos momentos se ven afectados por la política de puertas cerradas del viceprimer ministro italiano Matteo Salvini. Lo analiza nuestra corresponsal Giorgia Orlandi.
Una misa para 250 personas celebrada por el Papa Francisco para los refugiados es un modo indirecto de tomar una postura clara sobre la cuestión migratoria y la política de puertas cerradas. Un modo también de celebrar el sexto aniversario del viaje del Papa a Lampedusa en 2013, para recordar que los migrantes son personas independientemente de las cuestiones migratorias o sociales.
Mientras la polémica política se inflama tras la acción de la ONG Mediterranea en Lampedusa con 41 migrantes que fueron desembarcados tras el bloqueo impuesto por el viceprimer ministro y ministro del interior Salvini, que acusa a sus socios de gobierno de no haberlo ayudado lo suficiente y critica también al Ministerio de Defensa.