Madrid no aguanta más a sus cotorras argentinas. Son más de 12.000 y sus graznidos, excrementos y omnipresencia en parques y jardines irritan sobremanera a los vecinos de la capital de España. El Ayuntamiento ha elaborado un plan para erradicarlas que cuenta con el respaldo de ecologistas.
Madrid no aguanta más a sus cotorras argentinas. Son más de 12.000 y sus graznidos, excrementos y omnipresencia en parques y jardines irritan sobremanera a los vecinos de la capital de España:
"Hacen mucho ruido, ensucian los coches, se han cargado todos los pájaros que había pequeñitos... los gorriones y todo eso de la zona y los nidos son enormes. Pesan muchísimos y cualquier día va a haber un accidente. Van a caer encima de alguien y va a haber una desgracia", se quejaba un vecino de la ciudad.
Respaldadas por organizaciones ecologistas, las autoridades locales han decidido deshacerse físicamente de esta especie invasora que amenaza la biodiversidad local:
"Desplazan a gorriones, a lavanderas y a otras especies insectívoras que son importantes", afirmaba convencida una mujer.
El ayuntamiento destinará unos 100.000 euros a la erradicación de las cotorras argentinas. La campaña, que comenzará en otoño del año que viene, tendrá dos frentes. Uno inmediato, con la captura física de las aves, mediante redes y trampas, y otro a largo plazo:
"Es una campaña un poco más larga, en la que ha brá que ir poco a poco a los nidos que siguen estando habitados porque no hemos logrado capturar a esas cotorras, ir esterilizando los huevos, a base de inyectarles, normalmente, aire. Para que las cotorras no se den cuenta de que esos huevos están muertos y sigan empollando. No hacen puestas nuevas, empollan huevos muertos y por tanto no tienen crías y así va desapareciendo la población por falta de reproduccción", explica Santiago Soria, jefe del servicio de biodiversidad y responsable técnico del proyecto.
El objetivo es que la población se estabilice en unos 500 ejemplares, un tercio de la cantidad que había hace 15 años, cuando las cotorras argentinas... todavía caían bien a los madrileños.