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Chilenos sobre la COP25: queremos ganar más de lo que hemos perdido

Chilenos sobre la COP25: queremos ganar más de lo que hemos perdido
Derechos de autor Reuters
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Por Charis McGowan & Naomi Larsson
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Activistas medioambientales aseguran que Chile se encuentra ante la oportunidad de lograr a largo plazo los proyectos que prometía la cumbre del clima.

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Tras la renuncia de Chile como anfitrión en la COP25, los activistas medioambientales temen que las medidas propuestas por el país ante la presión mediática queden en papel mojado. Aseguran que la movilización social en la que se encuentra inmersa Chile es una oportunidad para poner el cambio climático en el centro del debate.

Un grupo de personas vestidas de azul, con el rostro pintado y velos de color turquesa, marchan en silencio por la calle principal de Santiago. La gente a su alrededor lleva carteles en los que piden que se ponga fin a la privatización del agua en Chile, y cantan cánticos a favor de una acción climática urgente.

El viernes anterior a la celebración de la COP25 en Madrid, los activistas del clima están tratando de volver a centrarse en el medio ambiente después de que Chile se retirara como anfitrión de la conferencia internacional.

Durante seis semanas, Chile ha estado paralizado por los disturbios sociales y las protestas masivas por la desigualdad y la injusticia.

Las protestas, en las que han muerto más de 23 personas y miles han resultado heridos, obligó al presidente Sebastián Piñera a retirarse de la sede de la COP, culpando a las "circunstancias difíciles" del país.

Las denuncias de graves violaciones a los derechos humanos han continuado dañando la reputación de Chile en el extranjero, y Piñera ha dicho que no asistirá a la conferencia.

Es probable que la participación de Chile en las negociaciones de la ONU sobre el clima sea mínima, un marcado contraste con el liderazgo previsto hace 11 meses cuando se anunció a Chile como país anfitrión.

Pero lo que podría haber sido un duro golpe para el movimiento ambientalista de Chile se ha convertido en una nueva oportunidad, dicen los activistas.

"Perder la COP es una pena, pero la movilización es una oportunidad mejor. No sólo se puede hablar de la crisis climática, también se debe hablar de gobernabilidad. La justicia social y ambiental debe impulsar a los gobiernos", señala María Josefina Correa, directora regional de unidad política de Greenpeace Chile.

En el período previo a la COP, Piñera había delineado planes para que Chile fuera uno de los primeros países del mundo en ser neutral en cuanto a emisiones de carbono, afirmando que si bien el país es responsable del 0,25% de las emisiones del planeta, es uno de los 10 países más vulnerables al cambio climático.

"La COP puso la agenda ambiental en el centro del debate", dice Correa. "pero, después de la explosión social, creo que tenemos la posibilidad de ir más lejos."

Muchos activistas en Chile se mostraron escépticos con la organización de la COP25 por Piñera**,** citando los propios temas ambientales impulsados por el Estado chileno, como las "zonas de sacrificio", áreas en las que la contaminación proveniente de industrias no reguladas ha contaminado de manera irreversible la tierra, el agua y el aire, afectando directamente a las comunidades.

"La acción climática está muy relacionada con los derechos humanos fundamentales", dice Jorge Canales, ex viceministro de Medio Ambiente. Por esta razón, la crisis climática se ha convertido en una parte clave del malestar social en Chile, junto con la creciente desigualdad, el coste de vida y la represión estatal.

Si bien Canales lamenta que importantes planes de protección climática hayan perdido impulso político tras la cancelación de la COP, coincide con Correa en que se lograrán a largo plazo. "Ahora hay una oportunidad, mientras que la COP se centra en un evento, es como un festival. Puede ser que tras el evento no se hubiese resuelto nada", dice.

"Ahora, la conversación sobre el cambio climático es mucho más profunda."

Entre las exigencias de los manifestantes se encuentra una reforma del modelo económico neoliberal de Chile y que se reescriba la Constitución redactada en la época dictatorial del país. El régimen militar de Augusto Pinochet, que duró 17 años y terminó en 1990, introdujo la privatización del agua y supervisó la mercantilización de los recursos naturales.

Los activistas se están centrando ahora en incorporar la protección del medio ambiente dentro de una nueva constitución.

"La mejor oportunidad que tenemos en Chile, en lugar de la COP, es escribir la nueva constitución. Esa sería una gran oportunidad para el activismo climático, tenemos que concentrarnos en eso", dice Clemente Pérez, portavoz de Extinction Rebellion en Santiago.

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"La COP fue una oportunidad para que Chile mostrara las ‘zonas de sacrificio’, la contaminación, que ahora se ha perdido", señala Josefa Solís, quien marchaba junto a Fridays for Future en Santiago el viernes.

"Pero esperamos que todas las movilizaciones sociales puedan demostrarlo."

Sector Turístico: Pérdidas de hasta 40 millones de dólares

Aunque el malestar social y la pérdida de la COP25 en Chile, puede haber abierto puertas al movimiento medioambiental, también ha supuesto un duro golpe económico.

Se estima que la COP iba a generar más de 31 millones de dólares en la industria turística, atrayendo a más de 25.000 personas, según la federación de turismo de negocios FEDETUR.

"En lo que se refiere al turismo, la COP habría sido el evento más grande que jamás haya tenido Chile", señala Helen Kouyoumdijan, vicepresidenta de FEDETUR, quien añadió que el empleo en la industria del turismo ha caído un 10% desde que comenzaron las protestas.

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"La cancelación ha tenido un fuerte impacto en aquellos que se iban a beneficiar de ella", dice. "No sólo en términos de alojamiento, sino también de restaurantes, transporte, vendedores de recuerdos."

La pérdida inesperada de estos ingresos ha sido problemática entre las pequeñas empresas, especialmente en los sectores de la hostelería y la restauración.

Tati Moyana está sentada dentro de hotel en el centro de Santiago, mirando en su ordenador portátil un documento con filas de cancelaciones. A pocos días de la COP25, su hotel debería estar lleno.

"Me encuentro con cancelaciones todos los días aún siendo temporada alta. Esto ha supuesto pérdidas económicas para todos."

Aunque ahora es difícil, Tati, que ha colgado carteles que dicen "Renuncia Piñera" en su puerta, afirma que apoya el movimiento social.

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"Esto tenía que pasar. No había forma de que pudiéramos salirnos con la nuestra viviendo así. Tenía que pasar ahora.

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