La Rusia de Vladímir Putin cumple veinte años esta Nochevieja

El 31 de diciembre de 1999 los rusos no imaginaban que acabarían de festejar la Nochevieja con un nuevo presidente. Efectivamente, una nueva era política tuvo lugar esa misma noche, hace veinte años, marcado por las campanadas del reloj del Kremlin.
"Me marcho,he hecho todo lo que he podido", decía en el mensaje televisado.
Un anuncio con nocturnidad y alevosía en pleno cambio de milenio
Boris Yeltsin estaba muy enfermo. Su círculo más cercano era consciente de que era demasiado arriesgado esperar al fin de su mandato. Llegaba el momento de presentar a su sucesor. La elección ya estaba hecha: Vladímir Putin, nombrado primer ministro en agosto.
El momento del gran anuncio fue estratégicamente decidido: En Nochevieja la mayoría de los rusos estarían viendo la televisión, programas de entretenimiento en espera del tradicional discurso del presidente.
Pero lo que vieron fue a un cansado y avejentado Yeltsin decir adiós y a un joven y enérgico Putin felicitando al país el nuevo milenio justo antes de la medianoche.
Evitar el vacío de poder y el conflicto con la oposición
"Una transición tan dramática en vísperas de año nuevo era, sin duda, un seguro contra cualquier escenario imprevisto y un deseo de evitar el vacío de poder", explica el exasesor político de Yeltsin Serguéi Stankevich. "Comunistas y populistas eran muy fuertes, podrían haber puesto en duda el procedimiento de transmisión de poder y provocar una crisis constitucional".
De esta forma, el antiguo jefe del Servicio Federal de Seguridad, ex KGB, dirigió a Rusia a comienzos del nuevo milenio. Se convirtió en presidente interino y ganó sus primeras elecciones en marzo. Veinte años después, una de sus palabras favoritas cuando describe a su Rusia es "estabilidad". Los opositores de Putin emplean otra: "estancamiento".
Pero en 1999 el término más extendido en el país era "incertidumbre".
"La crisis financiera de 1998 sacudió el interior del país", recuerda Stankevich. "La economía casi no se movía. El Gobierno se derrumbó. Floreció la oligarquía rusa, que buscaba con avidez pillar todo lo que pudiera. Las huelgas de los mineros continuaron. Todo indicaba la debilidad del Estado, del Gobierno. El riesgo de desestabilización era evidente".
Vladímir Putin será presidente hasta 2024. Según la ley, este será su último mandato. Nunca ha querido responder a la pregunta del millón ¿quién será su sucesor?