Las lluvias más intensas de los últimos 10 años en el sureste de Australia ayudan a reducir el número de fuegos, si bien aún hay activos más de 70. El AustralianOpen, que arranca este lunes, estará pendiente de la contaminación atmosférica llegando incluso a suspender partidos.
Del fuego a las inundaciones. Las esperadas lluvias en el sureste de Australia se han convertido a la vez en solución y nuevo problema en esta parte del país. Las fuertes precipitaciones de este viernes y sábado, las más intensas de la última década, han conseguido extinguir un buen número de los incendios que azotaban Nueva Gales del Sur, Victoria y Queensland, si bien han causado a su vez inundaciones repentinas, especialmente en este último estado.
En Melbourne, donde este lunes arranca el Open de Australia de tenis, las quejas de varios tenistas durante las clasificatorias han hecho reaccionar a la dirección. El torneo contará con un sistema de medición de calidad del aire, llegando incluso a suspender partidos que se jueguen al aire libre si la contaminación a causa del humo alcanza ciertos niveles.
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El número de incendios ha disminuido, pero aún permanecen activos más de 70. Se espera que siga lloviendo con fuerza el domingo y el lunes, lo que sin duda ayudará a luchar contra un fuego que desde el pasado mes de septiembre ha calcinado más de 10 millones de héctareas y se ha cobrado la vida de 27 personas.