Comediante ruso es perseguido por el Kremlin tras haberse burlado de Vladimir Putin

El presidente de Rusia Vladimir Putin
El presidente de Rusia Vladimir Putin Derechos de autor Mikhail Klimentyev, Sputnik, Kremlin Pool via APMikhail Klimentyev
Por Andrey Poznyakov
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De monólogos de comedia a una fuga repentina por miedo a represalias. El paradero de un comediante ruso se encuentra desconocido luego de haber abandonado su país debido a las bromas que hizo sobre Vladimir Putin y el cristianismo durante su stand-up.

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De monólogos de comedia a una fuga repentina por miedo a represalias. El paradero de un comediante ruso se encuentra desconocido luego de haber abandonado su país debido a las bromas que hizo sobre Vladimir Putin y el cristianismo durante su stand-up.

Aleksandr Dolgopolov, de 25 años de edad, recibió una petición oficial enviada al establecimiento en donde realizó su rutina por el Ministerio del Interior de Moscú, en la que pedía más información sobre la actuación de 2019, y en la que bromeaba sobre que si Putin pedía a los ciudadanos que se lanzaran a la lava, éstos le responderían: "Oh Dios mío, ¿dónde encontramos la lava? No hay lava en nuestro jardín, ¿qué debemos hacer, sabio líder?"

Ahora, Dolgopolov seguirá ahora los acontecimientos desde el extranjero, según ha declarado su abogado Leonid Solovyov.

Antes de abandonar el país, el joven se vio obligado a cancelar una de sus actuaciones en el bar "Big City" de Moscú porque un desconocido vestido de civil parecía estar "persistentemente interesado" en saber cuándo llegaría el artista, ha dicho su representante.

Otra de sus bromas políticas fue: "Nuestra población se ha dividido en dos bandos. Por un lado, están los que apoyan a Putin; por otro, los que saben leer, escribir y llegar a conclusiones lógicas".

Un sitio web de noticias locales llamado Baza también informó que se han hecho quejas sobre los chistes religiosos de Dolgopolov, por lo que el cómico es ahora señalado como "sospechoso de insultar los sentimientos de los creyentes".

La ley que penaliza la blasfemia entró en vigor en 2013. Fue introducida tras una protesta de la banda punk feminista Pussy Riot en la principal catedral ortodoxa de Moscú y ha sido criticada por grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Si se le declara culpable de un delito de este tipo, Dolgopolov podría ser multado con hasta 300.000 rublos (4.000 euros), condenado a trabajos forzados o a un año de prisión.

Dolgopolov ha defendido su conjunto de medios de comunicación social y ha denunciado el sistema judicial ruso.

"Hace dos años, los matones de los pueblos me perseguían, ahora todo el Estado me persigue", publicó en Instagram.

También escribió en Twitter: "Mi esposa fue golpeada por mi padre: la policía está inactiva. Me amenazan: la policía está inactiva. Mi novia es acosada por un maníaco: la policía está inactiva. Yo cuento chistes: "¡DECUBRIR TODO SOBRE ESTE TERRORISTA!"

Algunos prominentes comediantes rusos se han unido a él, incluyendo a Yuri Khovansky, quien argumenta que "cada uno de nosotros puede tener su propia actitud ante el humor, pero debemos estar de acuerdo en una cosa unánimemente: no se puede perseguir a un comediante por sus chistes". Es por ello que han enviado una carta oficial de apoyo a Dolgopolov al Ministro del Interior.

Fuentes adicionales • Adaptado por Blanca Castro

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