El Ministerio de Sanidad español ha desmentido los supuestos efectos protectores de la nicotina frente al COVID-19, una cuestión que ha puesto en duda una serie de nuevos estudios.
El Ministerio de Sanidad español ha desmentido los supuestos efectos protectores de la nicotina frente al COVID-19, una cuestión que han puesto en duda una serie de nuevos estudios.
Por ejemplo, un estudio preliminar realizado por el Hospital Pitié-Salpêtrière de París, afirma que "la condición de fumador parece ser un factor de protección contra la infección por el SARS-CoV-2", basándose en la literatura científica y las observaciones del propio hospital.
El célebre neurólogo Jean-Pierre Changeux tiene la hipótesis de que la nicotina utiliza los mismos receptores ACE2 que utiliza el SARS-CoV-2 para entrar en las células, e impediría la propagación del nuevo coronavirus.
Un estudio chino también concluyó que en una muestra de 1.000 personas infectadas sólo el 12,6% eran fumadoras, mientras que la proporción de infecciones entre la población general era del 28%.
Algunas investigaciones también atribuyen a la nicotina propiedades antiinflamatorias en los pacientes.
"Los estudios que apuntan a ello, no tienen en cuenta los efectos perjudiciales del tabaquismo en la salud, que daña las vías respiratorias y el sistema inmunitario", señala la nota de prensa del Ministerio de Sanidad, que advierte que estos estudios se encuentran en fases preliminares y se deben considerar con cautela.
Por otra parte, estas investigaciones no consideran los efectos perjudiciales para la salud de fumar, que empeoran la evolución de las enfermedades respiratorias, añade.
"En el caso de la COVID-19, existen estudios que demuestran una peor evolución de la enfermedad en pacientes fumadores y que indican que fumar conlleva un riesgo 133 veces mayor de desarrollar una forma grave de los síntomas que en personas no fumadoras".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) coincide con el Ministerio de Sanidad español y considera que los fumadores probablemente sean más vulnerables a la infección del coronavirus.
El consumo de tabaco mata a unos ocho millones de personas al año.