Ginebra es una de las ciudades más caras para vivir del mundo. También una de las más duras para los trabajadores 'invisibles' que han perdido su empleo durante el confinamiento. Al menos 2.000 personas han hecho este sábado hasta cuatro horas de cola para recoger comida y otros productos.
Ginebra es una de las ciudades más caras del mundo para vivir.
También una de las más duras para los trabajadores invisibles que han perdido su empleo durante el confinamiento. Al menos 2.000 personas han hecho hasta cuatro horas de cola, en el Pabellón de Hielo des Vernets, para recoger comida y productos de primera necesidad, gracias a la iniciativa de varias oenegés en colaboración con el Ayuntamiento de Ginebra.
"Las comunidades de trabajadores en la economía doméstica, en la restauración, en la economía informal, existen desde hace mucho tiempo. Evidentemente, esta crisis los ha sacado a la luz, se trata de personas que cobran por su trabajo inmediatamente, entonces es obvio que si hay un confinamiento, la gente no pude trabajar y, en consecuencia, no van recibir dinero", ha explicado la directora de la Caravana de la Solidaridad, Silvia Mastromatteo.
A pesar de su riqueza, se calcula que un 8% de la población suiza, unas 660.000 personas son pobres, alrededor de un millón viven en una situación precaria, según los datos oficiales. Algunos trabajan en el país sin documentación pero muchos tienen permiso de residencia y otros son ciudadanos suizos.
Con la crisis del coronavirus son más vunerables, tanto a la pobreza como al contagio. Médicos Sin Fronteras (MSF), además de colaborar en la distribución de alimentos, ha realizado test diagnósticos de coronavirus gratuitos.