Una familia británica se ofrece como "cobaya" para ensayos de una posible vacuna del coronavirus

Katie, su esposo Tony y su hija Rhiannon son voluntarios para las pruebas de una posible vacuna contra el Covid-19 en Reino Unido.
Katie, su esposo Tony y su hija Rhiannon son voluntarios para las pruebas de una posible vacuna contra el Covid-19 en Reino Unido. Derechos de autor Euronews
Por Damon EmblingAdaptado por Blanca Castro
Compartir esta noticiaComentarios
Compartir esta noticiaClose Button
Copia/pega el link embed del vídeo de abajo:Copy to clipboardCopied

Los Viney, una familia británica que reside cerca de Oxford decidieron no quedarse de brazos cruzados ante la pandemia del coronavirus. El matrimonio, así como su hija de 19 años, son voluntarios para el primer ensayo en humanos de una posible vacuna del coronavirus en Reino Unido.

PUBLICIDAD

Los Viney, una familia británica que reside cerca de Oxford decidieron no quedarse de brazos cruzados ante la pandemia del coronavirus. El matrimonio, así como su hija de 19 años, son voluntarios para el primer ensayo en humanos de una posible vacuna del coronavirus en Reino Unido.

"Tantas otras personas han sido capaces de poner su granito de arena y me dije, no soy enfermera, no soy doctora, así que esto es lo único que puedo hacer. Así que lo haré", dijo la joven Rhiannon Viney.

Más de mil voluntarios que gozan de buena salud están siendo reclutados para las pruebas clínicas, dirigidas por la Universidad de Oxford.

La mitad de ellos están recibiendo el prototipo de vacuna, los otros un placebo. Los investigadores quieren saber si la vacuna desencadena una respuesta inmunológica para detener la infección por Covid-19 y si causa cualquier efecto secundario importante.

El ensayo depende de que algunos participantes desarrollen el coronavirus.

La microbióloga Elisa Granato siendo inyectada como parte de las primeras pruebas en humanos en el Reino Unido para una potencial vacuna contra el coronavirus, Inglaterra, el 23 de abril de 2020.
AP vía poolLa microbióloga Elisa Granato siendo inyectada como parte de las primeras pruebas en humanos en el Reino Unido para una potencial vacuna contra el coronavirus, Inglaterra, el 23 de abril de 2020.

Katie Viney, ha estado contralando la temperatura tanto la de su esposo e hija como la de ella. Intentando no pasar desapercibido ningún síntoma. 

"No hemos tenido ningún efecto secundario, de verdad, ni siquiera puedo sentir dónde me han puesto la inyección. Y no me preocupa en absoluto, no me preocupa hacer esto", dice Katie. 

Tony Viney asegura que su mayor deseo es "volver a lo que sea que era la normalidad" y dice sentirse "honrado de hacerlo honestamente" para el bien común. 

Sin garantías de una vacuna final, la Universidad de Oxford describe su trabajo como el mayor ensayo de tratamiento del mundo. Los medicamentos contra el VIH y la malaria, un antibiótico, entre otros se están probando en los pacientes de Covid-19.

"Algunas personas terminarán en el hospital incluso cuando tengamos una vacuna. En las últimas ocho semanas, hemos reclutado a más de 10.000 personas de más de 180 hospitales diferentes. Estamos probando muchos tratamientos diferentes y por el momento es demasiado pronto para decir si alguno de ellos es beneficioso o no. No lo sabremos. Pero con suerte obtendremos algunas respuestas durante el verano", explica a Euronews  Richard Haynes coordinador de las pruebas clínicas de la Universidad de Oxford. 

Oxford está en el corazón de los esfuerzos globales para conquistar el coronavirus. El gobierno británico dice que si las pruebas de la vacuna aquí son exitosas, 30 millones de dosis podrían estar listas ya en septiembre. Estados Unidos también dice que podría tener una vacuna para finales de año. Pero, algunos expertos advierten que la fórmula mágica podría no ser encontrada nunca.

Compartir esta noticiaComentarios

Noticias relacionadas

Cumbre internacional para desarrollar una vacuna contra la covid-19

Estados Unidos acusa a China de tratar de robar información sobre vacunas

Las personas que buscan seguridad merecen compasión, pero el proyecto de ley de Ruanda es cruel e inhumano