Para muchos armenios, Pashinián capituló al aceptar un acuerdo de alto el fuego con Azerbaiyán que hará que Armenia pierda una parte importante de Nargono-Karabaj y de las provincias adyacentes que habían estado bajo su control durante tres décadas.
Siguen las protestas en Ereván. Miles de opositores volvieron a reunirse en la capital de Armenia para pedir al primer ministro del país, Nikol Pashinián que abandone el cargo.
"Por el bien de nuestro país, por el bien de nuestra dignidad, por el bien de los nervios de esta gente... ¡vete!", pedía a Pashinián, el miembro del Partido de la Federación Revolucionaria Armenia, Gegham Manukyan.
Para muchos armenios, Pashinián capituló al aceptar un acuerdo de alto el fuego con Azerbaiyán que hará que Armenia pierda una parte importante de Nargono-Karabaj y de las provincias adyacentes que habían estado bajo su control durante tres décadas.
"Mintieron a la gente cuando dijeron que ganábamos, que teníamos el control de la situación. Solamente en los últimos días se hizo evidente que todos estos territorios estaban siendo cedidos. Más tarde llegaron a Shushi y la ciudad se rindió. Sentimos que esto fue una traición", afirma Varuzhan Sahakyan, ciudadano residente en Ereván.
El lunes, Nikol Pashinián hizo su primera aparición pública desde que anunció el cese de las hostilidades la semana pasada. Y transmitió en vivo, en Internet, la sesión especial del Parlamento. Pretendía dirigirse a los legisladores y también al resto del país y defender la medidad que ha adoptado. Alegó que el acuerdo de detener el conflicto era la única opción de Armenia.
Para algunos, el trato representó una buena noticia. Con el cese de los combates, muchos de los desplazados que tuvieron que ser alojados en refugios, en Ereván, han empezado a pensar en volver a casa y a reconstruir sus vidas. Karina es una de estas personas. Su casa familiar en Martakert permanecerá bajo control armenio cerca de la nueva frontera con Azerbaiyán. Asegura que desea volver a la normalidad pero que será imposible coexistir en paz con sus nuevos vecinos azerbaiyanos. No cree que sea posible vivir cerca de ellos.
"No. Absolutamente no. Mi hermano acaba de morir. Falleció el 13 de octubre y era mi único hermano. Ni siquiera hemos ido a ver su tumba. A nadie le gustaría vivir al lado de un enemigo que... en fin eso es todo", declara Karina Mkrtchyan, una de las mujeres desplazadas como consecuencia del conflicto.
La disputa por Nagorno Karabaj es parte de un conflicto de varias décadas que ha alimentado el discurso político de ambos países. Para los armenios, este último capítulo es solamente otro más de la disputa. Supone una tremenda pérdida pero muchos confían en revertir la situación algún día.