Como Trump rechazó estar presente en la sucesión de Biden, el traspaso de los maletines nucleares de EE. UU. que controlan el mayor arsenal del mundo, tuvo que hacerse con intermediarios en los pasillos del Capitolio.
Decididamente, nada es normal en el traspaso de poderes de Donald Trump a Joe Biden. Como Trump decidió en ausentarse de la ceremonia y se negó a encontrarse con su sucesor, el traspaso de los maletines nucleares y los códigos que controlan el mayor arsenal nuclear del planeta fue mucho más complicado de lo que debería.
De hecho es la primera vez que la transferencia de poder no se produce con la presencia física de los dos protagonistas desde que existen las armas nucleares (en concreto desde 1869).
Un reportero del Washington Post consiguió grabar el momento en el que uno de los maletines nucleares, el llamado "nuclear football", transitaba por los pasillos del Congreso en manos de un militar.
Según reportes de prensa, los códigos nucleares de Trump se desactivaron a mediodía y los de Joe Biden no se activaron hasta que no juró el cargo. Nunca antes se había producido un tal retraso en esta transferencia.
Por otra parte Biden, que ha sido vicepresidente con Barack Obama, ya está familiarizado con los procesos del siniestro maletín.
Existen cuatro maletines completamente idénticos. Todo depende de los códigos. Sin embargo Donald Trump, para asegurar la continuidad se llevó uno de ellos a Florida, a su residencia de Mar-a-Lago, aunque el maletín volará de vuelta a Washington en el Air Force One, una vez que deje a la expareja presidencial.
Mike Pence, que sí asistió a la investidura de Biden, quedó encargado de custodiar otro de los maletines, siempre según los reportes de medios estadounidenses como CNN y New York Times.
El maletín de 20 kilos suele ser transportado por un militar. Se activa con una tarjeta, llamada "galleta", que el presidente lleva consigo en todo momento. El "botón rojo" figurado que nos imaginamos todos y se retrata en algunas películas, no existe.