Con el paso cansado y la mente lúcida, el papa Francisco ha celebrado en la Basílica de San Pedro la misa del Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Santa. Al término de la celebración litúrgica, a la que solo asistieron un puñado de clérigos y fieles debido a las restricciones...
Con el paso cansado y la mente lúcida, el papa Francisco ha celebrado en la Basílica de San Pedro la misa del Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Santa. Al término de la celebración litúrgica, a la que solo asistieron un puñado de clérigos y fieles debido a las restricciones ligadas a la pandemia, el papa ha pedido a los cristianos que recen por las víctimas de la violencia:
"Recemos por todas las víctimas de la violencia, especialmente por las del atentado ocurrido esta mañana en Indonesia frente a la catedral de Makassar".
Es el segundo año que la Semana Santa se celebra bajo la oscura sombra de la pandemia. En la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, encabezados por el patriarca latino, Perbattista Pizzaballa, decenas de clérigos con mascarilla han participado en la tradicional procesión de las Palmas. En esta ceremonia, llevando hojas de palma consigo, los clérigos rodean el santuario construido en el lugar donde, según la tradición católica, se depositó el cuerpo de Jesús y a los tres días resucitó.