Una hinchada sin ley: Los ingleses toman los bares de Oporto antes de la final de la Champions

Miles de ingleses se han apoderado de Oporto. Este sábado se celebra la final de la Liga de Campeones entre Manchester City y Chelsea y los portugueses no hacen más que contar los minutos para el regreso de la normalidad.
Los hinchas se saltan todas las medidas sanitarias y han causado uno que otro altercado en el espacio público. No tienen miedo al contagio y las cantinas de Oporto, diezmadas sobremanera durante el último año por la pandemia, intentan hacer caja a base de servir cientos de cervezas.
"One beer, please" (una cerveza, por favor), esa es la frase más repetida a los camareros, mientras los 12 000 visitantes no paran de cantar y bailar. La policía solo vigila desde la lejanía, sin obligarles a cumplir con el porte de mascarilla o el distanciamiento social.
El fútbol lo justifica todo, dicen algunos aficionados, mientras que los viandantes portugueses intentan distanciarse de la muchedumbre.
Lysander Strong, inspector de la Policía Metropolitana de Londres, aseguró que sus agentes velarán por el respeto de las medidas sanitarias vigentes en Portugal.
"Junto con la policía portuguesa, animaremos a los hinchas ingleses a llevar mascarilla, a mantener la distancia social y a recordarles dónde pueden y no pueden beber alcohol".
Algunos presagian lo peor en quince días, en caso de que la fiesta del fútbol sea una vector de la COVID-19. Otros esperan que todo pase cuanto antes.
"He visto bastantes policías pero nadie controla si la gente usa o no mascarilla. Estoy preocupado... en 15 días veremos el resultado", confiesa un residente.
El partido se celebrará con público y en total se ha habilitado para la hinchada inglesa el 33 % de la capacidad del estadio, por lo que la final de la Liga de Campeones será presenciada por 16 500 personas.