Pide el inmediato cese de la violencia. EE.UU agradece mientras a talibanes y al Gobierno catarí el operativo de los vuelos chárter para sacar extranjeros de Afganistán.
Así llegaban a Doha los pasajeros del segundo vuelo chárter procedente de Kabul. Un día después de que el primero de ellos sacara de la capital afgana a más de cien extranjeros o afganos con doble nacionalidad.
Estados Unidos ha agradecido a los talibanes y al Gobierno catarí su ayuda en la salida de 250 personas en tres días, entre ellas decenas de sus nacionales.
"Estar en Afganistán ya era un peligro, no sabíamos si seguiríamos vivos al día siguiente, porque se vivía al día", decía aliviado este franco afgano.
La ONU condena la violencia talibán contra opositores
Naciones Unidas ha condenado la violencia creciente empleada por los talibanes contra los disidentes, que ha acabado con la vida de al menos cuatro personas en las recientes protestas.
Según uno de sus informes, usan palos, látigos y fuego real contra los manifestantes.
Pide el inmediato cese del uso de la fuerza y de las detenciones arbitrarias contra quienes ejercen su derecho de reunión y los periodistas.
Realojar a miles de afganos en EE.UU.
Mientras, en Estados Unidos, en la base militar de Fort Bliss de El Paso, Texas, la prensa ha tenido acceso por primera vez a una de las ocho instalaciones militares que albergan a los evacuados afganos.
Casi diez mil permanecen aquí mientras se realizan los controles médicos y de seguridad antes de ser reasentados en otros lugares del país. Una operación "histórica" y sin precedentes, según Washington, por involucrar a tantos evacuados en tan poco tiempo.
El negro porvenir de los desplazados
Estos cientos de desplazados afganos no han tenido tanta suerte. Sobreviven con lo puesto en un parque de Kabul. Habían abandonado sus provincias ante la ofensiva talibán y ahora, que sus agresores están en el poder, se encuentran atrapados sin ningún tipo de ayuda.
Decenas de familias afganas, muchas con niños pequeños, que sí consiguieron abandonar su país, acampan en el noroeste de Bosnia, cerca de la frontera con Croacia. Una entrada a la Unión Europea que esperan poder cruzar antes de que llegue el invierno, a pesar de las acciones de la policía croata para retenerlos, a veces violentas, según algunos testigos.