Exiliados y democracias occidentales consideran las elecciones una estratagema del presidente para mantenerse en el poder.
Daniel Ortega está seguro de ganar unas elecciones presidenciales en Nicaragua que las democracias occidentales han calificado de" farsa". Los comicios del domingo, en los que las participación ha sido escasa, cuentan con un grupo de candidatos poco conocidos que no ofrecen ningún desafío real al actual jefe de Estado. Aquellos que podían evitar un cuarto mandato de Ortega han sido detenidos o encarcelados.
El presidente de Estados Unidos ha calificado la votación de "pantomima" y ha prometido coordinarse con la comunidad internacional para para usar todas las herramientas diplomáticas y económicas para frenar los "abusos" de Ortega.
Mientras tanto, en Costa Rica, cientos de nicaragüenses exiliados se manifestaron para protestar contra una votación que consideran un ``circo electoral". También exigieron la liberación de los presos políticos.
Además de determinar quién ocupará la presidencia durante los próximos cinco años, están en juego 90 de los 92 escaños del Congreso y la representación de Nicaragua en el Parlamento Centroamericano.
Más de 4,4 millones de ciudadanos mayores de 16 años estaban llamados a las urnas.