H&M, Chanel, Nike y otras empresas se comprometieron a recortar sus emisiones en un 50 % de aquí a 2030. Ha sido un plan acordado en el marco de la #COP26 y que aspira a limitar una de las industrias más contaminantes del mundo.
Más de 130 empresas y 40 organizaciones ligadas a la industria de la moda hicieron público este lunes, en el marco de la cumbre del clima COP26, un llamamiento conjunto para recortar en un 50 % las emisiones en sus actividades de aquí a 2030.
Los firmantes de la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática, entre los que se cuentan marcas como Burberry, H&M, Chanel, Nike y Puma, han profundizado en sus compromisos de descarbonización, que hasta ahora contemplaban reducir un 30 % las emisiones en esta década.
"Este es un hito importante", ya que "aumenta el nivel de ambición en el esfuerzo por alinear la industria con los 1,5 grados" como límite del aumento de la temperatura global respecto a los niveles preindustriales, señaló en un comunicado el grupo, señaló en un comunicado el grupo, auspiciado por las Naciones Unidas (ONU).
Las empresas se comprometen asimismo a "asegurar que el 100 % de la electricidad" que utilizan proviene de "fuentes renovables con el mínimo impacto medioambiental y social" a partir de 2030.
La Carta pide asimismo que se creen incentivos para que sus proveedores avancen en la "vía de la descarbonización", así como que los "responsables políticos, las instituciones financieras y los comunicadores" favorezcan con su labor esos objetivos.
"En una época en la que la crisis climática se está acelerando a niveles sin precedentes, necesitamos que la economía real lidere la acción climática. El refuerzo de los compromisos de los firmantes de la Carta de la Moda es un excelente ejemplo de ese liderazgo, dijo Niclas Svenningsen, director de Acción Climática Global de ONU Cambio Climático.
Según un informe de la ONG climática, Changing Markets, publicado en febrero, "la producción de fibras sintéticas baratas no sólo ofrece una moda de baja calidad, 'de usar y tirar', sino que también hace que la industria de la moda dependa en gran medida de la extracción continua de combustibles fósiles.
El consumismo descontrolado, el greenwashing y los incentivos contradictorios
Las redes sociales son responsables en gran medida de la vertiginosa expansión del fast fashion o de la moda rápida en el mundo. Un espacio compartido a su vez con las causas mediambientales y los consejos de las organizaciones climáticas para llevar una vida más sotenible.
Para la socióloga y escritora española, Olivia Muñoz-Rojas, los consumidores, sobre todo los jóvenes, reciben "señales muy contradictorias". Sin embargo, pese a que el consumo está a niveles abismales, las nuevas generaciones, defiende Muñoz Rojas, "son consumidores exigentes y no dudan en estudiar el producto y compartir esa información con otros".
"A medida que se amplíe y se profundice en el debate sobre en qué consiste realmente el consumo responsable es de esperar que no todo cuele como tal. Desde mi punto de vista, el meollo de la cuestión está en qué necesitamos consumir para vivir bien. ¿Cuántos pares de zapatillas, cuántas camisetas, por ejemplo? Ojalá más y más jóvenes entiendan que la sostenibilidad no consiste en comprar el mismo número de camisetas que antes sólo que de una marca eco-responsable, sino en comprar menos camisetas. Pero ese cambio de ritmo en el consumo puede llevar tiempo, teniendo en cuenta de dónde venimos... y dónde estamos todavía".
Y agrega: "Por una parte, se les educa, incluso adoctrina, en la conciencia climática y, por otro, se les acostumbra a recibir todo tipo de regalos y objetos materiales constantemente y, conforme disponen de sus propios recursos, se les conmina a consumir. Están atrapados entre dos paradigmas difícilmente compatibles: el de la producción y el consumo de masas y uno emergente que defiende la escasez y la responsabilidad como principios para producir y consumir".