Protestas en Kazajistán: "Las concesiones llegan tarde, la gente busca reformas radicales"

Protestas en Almaty, la antigua capital de Kazajistán
Protestas en Almaty, la antigua capital de Kazajistán Derechos de autor Vladimir Tretyakov/ The Associated Press. All rights reserved.
Por Naira Davlashyan
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Euronews entrevista a dos expertos sobre la crisis política que atraviesa #Kazajistán. "Existía un descontento generalizado. Solo se necesitaba un pretexto para desencadenar las protestas".

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La oleada de protestas en Kazajistán por la subida del precio del gas mantiene en vilo al país. Ni la dimisión en bloque del Gobierno kazajo, ni la promesa de volver a reducir los precios del gas han servido para calmar los ánimos de los manifestantes que asaltaban el ayuntamiento de Almaty, la principal ciudad y antigua capital del país.

Se ha declarado el estado de emergencia en algunas zonas como Almaty o la región occidental de Mangystau. Además, para intentar frenar las protestas se ha movilizado al ejército y desde este mismo miércoles se han cortado los servicios de internet en todo el país.

Su presidente Kasim-Yomart Tokáye, lanzó anoche un mensaje a la nación para pedir cordura:"Los llamamientos a atacar edificios civiles y militares son completamente ilegales. Se trata de un delito, y el castigo puede llegar. El gobierno no caerá, pero queremos confianza mutua y diálogo en lugar de conflicto".

Euronews ha hablado con dos expertos sobre la situación que atraviesa el país. Arkadiy Dubnov, experto político independiente ruso para Asia Central y Temur Umarov Asesor científico delCentro Carnegie de Moscú.

Euronews: ¿Cuál es la situación actual?

Arkadiy Dubno: La situación es prerrevolucionaria. Existía un descontento generalizado que no se transmitía a las autoridades debido a la falta de instituciones democráticas. Solo se necesitaba un pretexto para desencadenar las protestas. Lo encontraron a principios de enero: el aumento del precio del gas licuado, que es crucial para los habitantes del oeste de Kazajstán, donde el 80% de la población utiliza gas licuado como combustible para los vehículos.

El precio se multiplicó por dos y el gobierno no supo reaccionar a tiempo, no prestó atención a las protestas.

Aunque han hecho concesiones, las autoridades llegan tarde. La gente ya no las exige, lo que buscan son reformas económicas y políticas radicales. Representación en el parlamento, la libertad de expresión, la libertad de los partidos políticos...

El pueblo está cansado de que la familia gobernante gobierne sin cesar. Ya está en su cuarta década de gobierno solo en el periodo postsoviético. También están cansados de la "estructura esquizofrénica" de las autoridades en funciones en Kazajstán. Nadie sabe exactamente dónde se toman las decisiones: si en la administración presidencial de Tokayev o en la del primer presidente Nazarbayev. Esto limita la toma de decisiones por parte del presidente Tokayev.

Temur Umarov Aseso: La situación todavía no se ha vuelto crítica. Lo que está ocurriendo no será el fin del actual régimen político, aunque podría pasar cualquier cosa. Estas protestas no tienen precedentes y dejarán huella en el funcionamiento del Estado, pero es demasiado pronto para hablar de revolución.

Las manifestantes siguen en las calles porque el motivo real no es que el precio del gas haya incrementado. El simple hecho de bajar el precios o cambiar de gobierno no va a solucionar esto, hay que hacer mayores concesiones.

Euronews: ¿Puede repetirse la situación vivida en Bielorrusia?

Temur Umarov Aseso: Según me parece, en el mundo moderno y, en Kazajstán en general, es bastante difícil imaginar el escenario bielorruso. Aunque no es imposible.

Lukashenko se ha excedido y no se va a mover de su silla. Por su parte, Nursultan Nazarbayev se fue por su cuenta y puso en marcha esta transición que por ahora está controlada. Antes de aue estallasen las protestas, Kazajstán era el punto de referencia para otros estados autoritarios, incluida Rusia, pero en general la situación allí ha progresado de forma bastante previsible.

La principal diferencia entre Kazajistán y Bielorrusia es que este último país siempre ha jugado entre Rusia y Occidente. Ha dependido mucho de Rusia, pero al mismo tiempo ha intentado demostrar su importancia a Europa.

Kazajstán, a diferencia de Bielorrusia, ha seguido realmente una política multivectorial. Existe una influencia marcada, tanto de los países occidentales como de China. En caso de necesitar una mano amiga, no se encontrarán completamente bajo la influencia de Moscú, y por tanto pueden permitirse algo más de margen que el régimen político de Bielorrusia.

Arkadiy Dubno: La situación es similar en un aspecto: las protestas las lleva a cabo el pueblo indignado ante el comportamiento de los políticos. Pero las autoridades de Bielorrusia son totalitarias, despóticas y absolutamente desprovistas de cualquier respeto por las personas.

En Bielorrusia, todos los canales posibles para expresar reivindicaciones políticas están bloqueados desde hace tiempo. La gente va a la cárcel o es expulsada del país. En Kazajstán no ha sido así hasta ahora. No existe esa imagen totalitaria del gobernante. Nazarbayev, sí, es autoritario, pero la represión de las personas que protestan en Kazajstán no ha ocurrido hasta ahora.

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Euronews: ¿Qué nos puede decir sobre la influencia que ejerce Moscú?

Temur Umarov Aseso: Lo que está ocurriendo en Kazajstán no ha sido motivado por razones externas. Se puede asegurar que no existe en ellas la ingerencia rusa, china u occidental. Pero, por supuesto, Moscú tiene mucha influencia sobre lo que ocurre en Kazajistán. Rusia es uno de los principales socios en materia de política exterior de Kazajstán y no puede no influir en él, pero decir que estas protestas se produjeron por culpa de Moscú, o que pueden ser frenadas por Moscú, es imposible.

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