Periodistas de todo el mundo, que se han desplazado a Pekín para cubrir el evento, son vigilados estrechamente por las autoridades chinas y no pueden moverse libremente por la ciudad y pasan la mayor parte del tiempo recluidos.
Miedo al coronavirus y movilidad restringida en los Juegos Olímpicos de invierno, en China. Las restricciones parecen tener entre rejas al espíritu olímpico. Periodistas de todo el mundo, que se han desplazado a Pekín para cubrir el evento, son vigilados estrechamente por las autoridades chinas, no pueden moverse libremente por la ciudad y pasan la mayor parte del tiempo recluidos.
"Aquí, nos sentimos como si estuviéramos en la cárcel. No podemos salir del hotel, hay policías fuera y una gran valla que delimita el espacio. No logro percibir el espíritu olímpico. Quizá, cuando comiencen realmente las competiciones, sea diferente, pero no lo sé. Esto es muy, muy raro", declara el periodista croata Viki Ivanović.
"Son unos Juegos Olímpicos sin igual. Es la decimocuarta cita olímpica a la que asisto y es la más estricta en lo que respecta a las reglas. Entiendo por qué es así. Obviamente, si todo el mundo se contagiase de coronavirus aquí, en los Juegos Olímpicos, las noticias de los medios de comunicación no serían buenas", señala la periodista australiana Tracey Holmes.
Los periodistas señalan el celo de las autoridades chinas en la lucha contra la pandemia. En las dos últimas semanas, unas 12 000 personas han llegado a Pekín para tomar parte en los Juegos Olímpicos. Más de trescientas han dado positivo en controles, en el aeropuerto o en las pruebas diarias a las que deben someterse.