Las minas ucranianas a la deriva paralizan gran parte de la flota pesquera turca del Mar Negro.
La guerra en Ucrania ha dejado el puerto turco de Rumelifeneri prácticamente paralizado.
Situado al norte de Estambul, en las puertas del mar Negro, sufre la amenaza de centenares de minas ucranianas que habrían quedado a la deriva en sus aguas.
"Vimos un objeto negro allí. Primero discutimos entre nosotros, nos preguntamos qué podía ser esa cosa negra. Los barcos faenan las 24 horas del día, especialmente porque es la temporada del rodaballo, son barcos de nueve o diez metros de eslora. Empezamos a buscar, avisamos a los guardacostas, llegaron una media hora después y confirmaron que era una mina", explica el pescador, Sahin Afsut.
Los días pasan y la amenaza persiste. La Armada turca patrulla la zona y busca las minas para desactivarlas.
"Desde que esto empezó hace diez días, sólo hemos salido a faenar uno, hasta ahora que nos hemos parado. Pensamos que nos puede pasar cualquier cosa, ya estamos perdiendo dinero y no queremos perder a nadie. Así que hemos parado completamente y el 90% de la gente que conocemos también ha dejado de pescar", añade otro de los pescadores, Sefki Deniz.
Rusia acusa a Ucrania de sembrar deliberadamente el mar Negro de minas.
A merced del viento y de las corrientes, las minas representan un peligro para los petroleros, los mercantes, y para cualquier barco.
Algunos países como Rumanía ya han desactivado alguno de estos artefactos.