Tres meses después del inicio de la invasión muchas tiendas de marcas occidentales siguen sin subir sus persianas en los centros comerciales rusos.
Cuando el presidente Vladímir Putin anunció, hace ahora tres meses, una "operación militar especial" en Ucrania, aquello parecía quedar en verdad muy lejos de Moscú. Pero en cuestión de días aquella guerra acabó afectando también a las ciudades de este país, y no en forma de misiles sino sobre todo de sanciones. Los múltiples negocios occidentales cerrados en la capital son una buena muestra de ello.
"Si uno se pasea por los centros comerciales de Moscú, puede ver que muchas tiendas, de marcas occidentales por supuesto, han bajado la persiana", confirma el director general de la consultora Macro-Advisory, Chris Weafer. "Sus estanterías siguen llenas, las luces siguen encendidas, pero no están abiertas. Todavía no se han retirado. Están esperando a ver qué pasa después".
En efecto, empresas como McDonald's o Renault decidieron retirarse de Rusia de manera indefinida una vez comenzó la invasión, a pesar de sus enormes inversiones en este país. Unas acciones que, obviamente, tienen sus consecuencias en la economía rusa.
"Vemos el deterioro de la economía en una amplia gama de sectores", revela Weafer. "Las empresas están advirtiendo que se están quedando sin existencias de piezas de recambio. Muchas empresas han puesto a sus trabajadores a trabajar a tiempo parcial y otras están avisando de que tienen que cerrar por completo. Así que hay un temor real de que el desempleo aumente durante los meses de verano, y de que haya una gran caída del consumo, de las ventas al por menor y de la inversión".
Por supuesto, muchos ciudadanos también lo notan ya, y existe un gran número de ejemplos de rusos que, pudiéndoselo permitir, han decidido abandonar el país, hartos o temerosos de las acciones de su actual Gobierno. La vida, para los que se quedan, se encarece irremediablemente.