México | Rafael Caro Quintero, el narco cuya extradición inmediata reclama Estados Unidos

El capo de la droga Rafael Caro Quintero, detenido el viernes pasado en el norte de México, era uno de los criminales más buscados por el FBI, por el que ofrecía una recompensa de 20 millones de dólares. Conocido como el "narco de narcos", se considera que ordenó el secuestro, la tortura y el asesinato de un agente de la DEA estadounidense en 1985. Estados Unidos reclama a México su extradición inmediata.
El viernes pasado Caro Quintero fue arrestado por marinos mexicanos en su estado natal de Sinaloa, en el norte de México. Un perro localizó al narco entre la maleza.
Fue una operación exitosa, llevada a cabo sin un solo disparo, pero con un altísimo coste, pues catorce militares murieron al estrellarse un helicóptero Blackhawk que participaba en la detención.
Detenido tres días después de la reunión en Washington entre Biden y López Obrador
La captura se produjo tres días después de la reunión que mantuvieron en Washington Joe Biden y López Obrador y sirve para calmar ciertas presiones sobre el presidente mexicano, al que Estados Unidos reclama una lucha más firme contra el narcotráfico, más allá de su política de "abrazos y no balazos" y de su convicción de que detener a los capos de la droga no es la mejor estrategia.
El embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, felicitó a México por la captura del narcotraficante. Washington espera ahora su extradición inmediata.
Una señal para Washington sin impacto en el crimen organizado mexicano
No obstante, expertos estiman que la captura es sobre todo simbólica y no tendrá un efecto importante en el mapa del crimen organizado en México, donde incluso podría incrementar la violencia, pues Caro Quintero ya no era tan poderoso como a finales de los 70 y en los 80, cuando, al frente del cártel de Guadalajara, fue uno de los principales proveedores de heroína, cocaína y marihuana a Estados Unidos. Fue en esta época cuando presuntamente ordenó torturar y asesinar Enrique 'Kiki' Camarena, un agente especial de la Agencia Antidrogas Estadounidense.
En 1985, fue capturado en Costa Rica. Estaba cumpliendo una condena a 40 años de prisión cuando un tribunal de apelación mexicano anuló su sentencia en 2013. Y aunque después el Tribunal Supremo la confirmó, ya era demasiado tarde: el narcotraficante había huido. Su nueva captura ha tenido lugar después de pasar casi una década prófugo.