El comentarista de la familia real Richard Fitzwilliams repasa el legado de la monarca.
Pocos monarcas han sido tan queridos en el Reino Unido como Isabel II. Su reinado abarcó varias generaciones y períodos históricos muy diferentes: de guerra, de paz, de crisis económica o de prosperidad. Pero en todas las circunstancias, el pueblo sintió que ella estaba allí para servir a la nación.
"Ella fue una constante en la vida de la nación. Siempre inspiradora, siempre alguien que en 1947 había hecho un juramento de servir toda su vida y lo hizo tan brillantemente desde Gran Bretaña y una Commonwealth que ella nutrió singularmente, era muy especial para ella", asegura Richard Fitzwilliams, comentarista de la familia real británica.
Fue respetada en el Reino Unido y en los 14 países en los que ejerció como jefe de Estado. Allí algunas voces quieren abrir el debate sobre si es el momento de pasar la página a la monarquía. Aunque, según Fitzwilliams, "la reina deseaba que el rey Carlos la sucediera como cabeza, y lo hará Esto fue un éxito particular, un triunfo particular, la relación especial entre ella y los líderes de la Commonwealth. Muy a menudo los había conocido desde los primeros tiempos, cuando su nación se había convertido en independiente, y por supuesto ella tenía sus deberes constitucionales que desempeñó de forma única en Gran Bretaña."
La reina Isabel puso el listón muy alto para su sucesor. Los británicos lo saben y también la familia real, que ha hecho notables esfuerzos para adaptarse a los nuevos tiempos sin perder el favor del pueblo.