El avance del cambio climático y la histórica sequía del verano han exacerbado las tensiones en torno a la construcción de estas reservas y hacen cuestionarse la gestión de los recursos hídricos.
Continúa la guerra del agua en Sainte-Soline, en el departamento de Deux-Sèvres, en el oeste de Francia.
Los manifestantes se oponen a la construcción de reservas de agua para uso agrícola. Denuncian un acaparamiento de este recurso por parte de la agroindustria.
Tras los violentos enfrentamientos con la policía, los activistas del el colectivo contra la cuenca cortaron una tubería el domingo. Y empezaron a montar un campamento cerca de las obras del embalse.
David, agricultor, explica que la torre de vigilancia simbólica que han construido "se transformará en una fortaleza de forma permanente si se reanuda la construcción de las cuencas en Sainte-Soline".
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha convocado a más de mil gendarmes para levantar el campamento de protesta.
El avance del cambio climático y la histórica sequía del verano han exacerbado las tensiones en torno a la construcción de estas reservas y hacen cuestionarse la gestión de los recursos hídricos.