En el pupitre a los 92 años, Mari Cruz Alonso sigue estudiando como otros 200 000 adultos en España

Nunca es tarde para aprender. Es una frase que Mari Cruz Alonso se aplica en su día a día. A sus 92 años, esta mujer española sigue utilizando el cuaderno y el bolígrafo para tomar notas en las clases para adultos a las que asiste cuatro días por semana.
Una motivación, la de acumular conocimientos. que comenzó hace años: “Quise aprender porque no sabía nada. En mi pueblo, cuando era pequeña, hubo la guerra y no iba casi a la escuela, no había escuela casi, y cuando ya me casé, me dediqué a estudiar”, recuerda.
Y ahora lo hace en la Casa de Cultura de Getafe, uno de los setenta centros de enseñanza para adultos que hay en la comunidad de Madrid. Entre sus compañeros, despierta admiración. José Luís Caballero es uno de ellos: “Yo a ella la veo fenomenal, sobre todo en matemáticas. Le gustan mucho las matemáticas, resuelve muy bien las multiplicaciones, se sabe la tabla de multiplicar mejor que yo”.
En el aula también aprenden lengua, inglés o ciencias. Y también hay sorpresas en los días especiales, como el del cumpleaños de Mari Cruz, cuando tuvo una fiesta sorpresa y merendó junto al resto de alumnos en el aula.
El suyo no es un caso único. Según el ministerio de Educación, en España hay unos 200 000 alumnos de enseñanza para adultos. Alrededor de un 10% tiene más de 64 años y la mayoría son mujeres.
Los profesores aseguran que, además de reforzar la agilidad mental de los mayores, estas clases sirven como antídoto para males que llegan en la tercera edad, como la soledad. “Lo importante no es ya que ella se apoye en el grupo porque todos la arropan y la protegen porque es la de mayor edad, sino que al final es recíproco, todos se sientes arropados ante cualquier cosa que les pase en su vida”, explica Isabel Marín, una de las profesoras de la Casa de Cultura de Getafe.
Este año la Unesco ha logrado el compromiso de 140 países para hacer realidad el derecho a la educación a lo largo de toda la vida.