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Un año de guerra | La República Checa acoge actualmente a 300 000 refugiados ucranianos

Refugiados ucranianos en Praga (República Checa).
Refugiados ucranianos en Praga (República Checa). Derechos de autor euronews
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Por Jiri Skacel
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La mayoría viven todavía en albergues o en campus universitarios, otros en familias de acogida que se han convertido en sus propias familias.

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Tras la invasión de Ucrania por el ejército ruso en febrero del año pasado, llegaron más de 460 000 refugiados a la República Checa. Son principalmente las mujeres y los niños pequeños los que necesitan ser atendidos. Hoy quedan unos 300 000 refugiados y son bien acogidos por los checos.

La mayoría todavía viven en albergues o en campus universitarios como el de la Universidad Carolina de Praga. Viven en habitaciones de dos o tres y utilizan una cocina común y las instalaciones sociales.

Liudmyla Pohretska, una maestra de Járkov, vive allí con su hija Yulia, de 13 años.

"Este es mi sitio, este es el de ella. Básicamente, tenemos todo lo que necesitamos", explica Liudmyla.

Liudmyla cuida a niños de 3 a 12 años cuando vuelven de la escuela checa.

"Tenemos libros de texto en ucraniano para poder ayudar a los niños que todavía están aprendiendo en línea en las escuelas ucranianas", dice.

El objetivo es que los niños no solo conserven su lengua materna, cultura y costumbres, sino que puedan integrarse mejor en una nueva sociedad.

"Nos hace olvidar por un rato lo que está pasando en casa, aunque no sea del todo posible. Apreciamos aún más la felicidad de estar aquí", señala Liudmyla.

Este es también uno de los problemas que ven los trabajadores de People in Need que brindan servicios a los refugiados.

"Los estudios muestran que alrededor del 45 % de los adultos tienen síntomas de depresión moderada o severa", explica Jakub Anderle, coordinador del programa de migración. 

Familias de acogida

Muchos refugiados viven en familias checas, como Nataliia Slobodianyk y sus hijos Maksym y Nazar, que acaban de recibir sus diplomas. Están disfrutando su paso por la escuela checa y están aprendiendo bien el checo.

"No es un lugar grande pero sí acogedor, cálido y bastante práctico para nosotros. Para una temporada está bastante bien. Nos sentimos cómodos aquí y eso es lo principal", dice Nataliia.

"Me gusta jugar al fútbol con mis compañeros o jugar con un Lego o a las cartas", cuenta Maksym, de 9 años.

"Después de la cena nos lavamos los dientes, nos duchamos y nos vamos a dormir", explica Nazar, de 8 años.

Hana Hillerova-Harper ha estado ayudando a los ucranianos como voluntaria desde que empezó la guerra. Le ofreció a Natalia un lugar para vivir y se hicieron amigas.

"Estoy muy agradecida con los ucranianos porque realmente abrieron nuestros corazones. Nos hicieron ser la mejor versión de nosotros mismos siendo complacientes y serviciales. Esta es la primera ola de refugiados a la que la sociedad checa ha ayudado de verdad", asegura Hana.

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