El pacto internacional permite a Ucrania exportar sus cereales, pero otros países como Bulgaria o Rumanía se ven por su parte inundados por estos productos y los precios locales bajan.
PUBLICIDADLos agricultores europeos recogen estos días una amarga cosecha del acuerdo sobre los cereales del Mar Negro.
Y es que el pacto internacional permite a Ucrania exportar sus cereales, pero otros países como Bulgaria o Rumanía se ven por su parte inundados por estos productos y los precios locales, obviamente, bajan. Algunos agricultores afirman estar al borde de la quiebra. Stanimir Stanchev, búlgaro, es uno de ellos.
"Tengo alrededor del 30 o 40 por ciento de la producción sin vender, y quizá sea uno de los pocos afortunados con un porcentaje tan pequeño", confiesa Stanimir.
La Comisión Europea ha intentado compensar las pérdidas mediante indemnizaciones económicas. Los productores de cereales rumanos recibieron 10 millones de euros, pero aseguran que no es ni mucho menos suficiente, sobre todo en un año como este, de sequía.
"El cálculo de la Comisión Europea de conceder una cantidad muy pequeña a Rumanía por toda la producción de grano almacenada a nivel nacional no nos satisface", reconoce otro productor. "Se ha tenido en cuenta la producción obtenida por los agricultores rumanos, pero éstos se han enfrentado a una grave sequía que ha afectado a las cosechas agrícolas entre un 60 y un 100 %".
Los gobiernos de Ucrania y Rumanía han acordado trabajar juntos para encontrar soluciones. El presidente rumano, Klaus Iohannis, informaba de un grupo de trabajo entre los ministerios de agricultura de ambos países.
"Hemos facilitado su tránsito de grano", decía ante la prensa Iohannis. "Y seguiremos haciéndolo, no cobramos derechos ni impuestos por ello. Pero esta ayuda va dirigida a Ucrania, y no podemos aceptar, bajo ningún concepto, que esto se vuelva en contra de los agricultores rumanos".
La indignación ha ido en aumento en varios países por este preocupante asunto, con protestas en los Balcanes, Polonia y otros lugares. Los agricultores recuerdan que su solidaridad con Ucrania está fuera de toda duda, pero no a costa de sus medios de vida.