La resistencia de los hutíes contra una coalición de potencias regionales e incluso internacionales no ha hecho sino alimentar su reputación, escribe Hafed Al-Ghwell.
En los últimos años, el movimiento de los hutíes se ha convertido en otro destacado actor no estatal en Oriente Medio y el Norte de África, especialmente en Yemen. Sus acciones tienen implicaciones de gran alcance, no sólo para el equilibrio de poder regional, sino también para el comercio y la seguridad mundial. Pero para muchos, la pregunta sigue siendo: ¿quiénes son y cuál es su objetivo final?
El grupo, conocido formalmente como Ansar Allah, es un movimiento político-religioso chiíta zaidí que surgió en el norte de Yemen en la década de 1990. Inicialmente surgió como un movimiento teológico de protesta contra lo que percibían como esfuerzos por marginar a la secta zaidí y la proliferación de la influencia extranjera en Yemen.
Sin embargo, a lo largo de las dos últimas décadas, se han convertido en una fuerza militar significativa y en uno de los principales actores de la guerra civil yemení, que ha enfrentado a diversas fuerzas nacionales y regionales desde 2004.
¿Qué quieren los hutíes?
El principal objetivo político de los hutíes se ha mantenido constante a lo largo del tiempo: conseguir el reconocimiento internacional de un gobierno dominado por los hutíes en Yemen.
Sin embargo, sus objetivos ahora incluyen influir en asuntos más allá de las fronteras de Yemen. Los hutíes han convertido el Mar Rojo en el escenario de su asertividad. No se puede exagerar la importancia estratégica de una ruta marítima clave que cuenta con dos de los 14 puntos, conocidos como "cuello de botella" del mundo.
Más del 10% del comercio marítimo mundial, incluidos unos 5 millones de barriles de petróleo, transita cada día por este corredor. Al atacar esta arteria del comercio mundial, los asaltos hutíes no sólo interrumpen cadenas de suministro vitales, sino que también ponen a prueba la determinación de la comunidad internacional.
Cada ataque les otorga notoriedad mundial, al tiempo que aumenta los costes relativos de la reticencia colectiva de Occidente a presionar a Israel para que abandone su guerra contra Hamás.
¿Cómo afecta el ascenso de los hutíes a los conflictos internacionales?
El ascenso de los hutíes es indicativo de una tendencia más amplia de actores no estatales que ganan protagonismo en puntos conflictivos de todo el mundo desafiando los modelos tradicionales de política mundial centrados en los Estados.
Sus "éxitos" sirven de guía, no sólo para otros grupos no estatales, sino incluso para la forma en que los actores estatales pueden gestionar elementos indirectos en contextos extraterritoriales.
Los actores no estatales pueden adoptar muchas formas, a menudo solapadas, para perseguir objetivos de naturaleza ideológica, política, mercenaria o territorial y, cuando no se les controla, la captura parcial o total del Estado, como se ha visto en Libia.
En los últimos años, la proliferación de estos grupos armados no estatales ha acelerado el deterioro de la legitimidad del Estado y de sus capacidades institucionales en un convulso panorama mundial de conflictos. Contener o contrarrestar a estos grupos es todo un reto, especialmente en contextos en los que se "atrincheran".
Hasta la fecha, casi 200 millones de personas en todo el mundo viven en zonas controladas en mayor o menor grado por actores armados no estatales, la mayoría de ellas en África y partes de Oriente Próximo.
El efecto dominó de los actores no estatales
Como actores no estatales, los hutíes ejercen un nivel de influencia difícil de ignorar, habiéndose convertido en una importante fuerza desestabilizadora cerca de una importante arteria del comercio mundial, y en un Cuerno de África inestable.
Como parte del Eje de Resistencia de Irán, el grupo es ahora capaz de llevar a cabo tácticas más sofisticadas e inusualmente agresivas, lo que aumenta la preocupación por una mayor inestabilidad regional.
La resistencia de los hutíes contra una coalición de potencias regionales e incluso lejanas no ha hecho sino alimentar su reputación, transformándolos de un grupo local marginado en un influyente actor regional. Para grupos similares, demuestra que es posible resistir y sobrevivir a la embestida de una coalición de Estados más poderosos.
El uso eficaz de tácticas de guerra asimétrica también proporciona una hoja de ruta para que otros actores no estatales logren sus ambiciones en algunos de los espacios sin gobierno del mundo. Esta dinámica es importante no sólo porque cambia las estructuras de poder y la dinámica de los conflictos dentro de la región, sino porque también tiene implicaciones significativas para la seguridad mundial.
¿Cuál es el camino a seguir?
Las escaladas de los hutíes en el Mar Rojo son la nueva realidad del conflicto del siglo XXI: un mundo en el que actores no estatales inexplicables e inexpugnables ejercen una influencia letal en pos de objetivos estrechos a expensas de todo lo demás.
A falta de una resolución holística de los intratables conflictos de la región, es probable que los ataques de los hutíes en el Mar Rojo provoquen profundas conmociones que afectarán de manera desproporcionada a los países en desarrollo.
El mundo debe ser cuidadoso a la hora de entender e interactuar con la proliferación de actores no estatales en Oriente Medio y el Norte de África, adoptando estrategias que vayan más allá de la acción militar cinética.
Éstas podrían incluir negociaciones creíbles, abordar los conflictos de la región -especialmente la cuestión palestina-, un apoyo generoso a los países empobrecidos de cara a reformas socioeconómicas clave y otros esfuerzos complementarios dirigidos a las causas profundas de la aparición de grupos como los hutíes.
Hafed Al-Ghwell es Senior Fellow y director ejecutivo de la Iniciativa para el Norte de África en el SAIS Foreign Policy Institute de la Universidad John Hopkins.
En Euronews, creemos que todas las opiniones importan. Póngase en contacto con nosotros en view@euronews.com para enviarnos propuestas o propuestas y formar parte de la conversación.