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Trump se reúne con Ramaphosa en el Despacho Oval y presenta lo que dice son pruebas de genocidio blanco

El presidente estadounidense, Donald Trump, con su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa.
El presidente estadounidense, Donald Trump, con su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa. Derechos de autor  يورونيوز
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Trump se reúne con el presidente sudafricano en el Despacho Oval y presenta lo que dice son pruebas de genocidio blanco.

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En una escena inusual durante una reunión oficial en el Despacho Oval, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió a su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, mostrándole vídeos y fotos que, según él, demostraban lo que calificó de "genocidio blanco" en Sudáfrica.

Ramaphosa había acudido a la reunión con la intención de tratar asuntos comerciales, especialmente de minerales estratégicos, y el encuentro comenzó de forma amistosa, con ambos intercambiando charlas de golf, con las estrellas sudafricanas del golf Ernie Els y Retief Goosen acompañando a Ramaphosa como parte de su delegación.

A continuación, Trump pidió a sus ayudantes que pusieran un videoclip que incluía polémicas declaraciones de Julius Malema, el líder de los Combatientes por la Libertad Económica, un partido de izquierdas conocido por sus posiciones radicales. Trump también mostró vídeos y artículos impresos que, según él, demostraban que en Sudáfrica se perseguía a los blancos: "La gente huye de Sudáfrica temiendo por su vida. Sus tierras son confiscadas y, en muchos casos, son asesinados".

El Gobierno sudafricano ha rechazado repetidamente estas afirmaciones, subrayando que los altos índices de delincuencia del país afectan a toda la población, y que la inmensa mayoría de las víctimas son negras, no blancas como afirma Trump.

Durante la proyección del vídeo, el presidente sudafricano y su entorno parecían sonreír de vez en cuando, antes de que Ramaphosa respondiera en tono tranquilo, explicando que Malema, pese a ser miembro del Parlamento, no representa al Gobierno ni tiene poder ejecutivo, y que sus declaraciones no reflejan la política del Estado.

Ramaphosa también intentó rebajar la tensión durante la reunión, añadiendo un toque de sarcasmo al ambiente: "Le pido disculpas por no tener un avión que darle", dijo, refiriéndose a Qatar, que regaló al multimillonario presidente un avión de 400 millones de dólares (352.700 millones de euros). "Si su país ofrece un avión a Estados Unidos, lo aceptaré", dijo Trump, en referencia al debate en curso sobre la legalidad de la medida qatarí.

El presidente sudafricano a su llegada a la Casa Blanca
El presidente sudafricano a su llegada a la Casa Blanca AP Photo

Ramaphosa añadió: "Tenemos una democracia multipartidista que permite la libertad de expresión, y es normal tener opiniones que no coinciden con las posiciones del Gobierno. El partido de Malema es una pequeña minoría y nuestra Constitución le garantiza la libertad de existir", dijo Ramaphosa. El sudafricano preguntó entonces a Trump: "Señor presidente, ¿sabe dónde se grabó este vídeo? Porque nunca lo había visto antes", a lo que Trump respondió: "No lo sé".

Al final de la reunión, el destacado empresario sudafricano Johann Rupert, que acompañaba a Ramaphosa, intervino en apoyo de la postura del presidente, diciendo que la delincuencia afecta a todo el mundo, y que muchos negros también son asesinados. Se refirió al multimillonario de origen sudafricano Elon Musk, afirmando que los sistemas Starlink de Musk deberían utilizarse en todas las comisarías del país para luchar contra la delincuencia.

Antecedentes de la tensión entre ambos países

La reunión se produjo en un contexto de creciente tensión entre Washington y Pretoria, especialmente después de que Sudáfrica aprobara una polémica ley que permite la expropiación de tierras sin compensación en casos concretos, en un intento de hacer frente al legado económico del sistema del apartheid.

Trump ha criticado duramente esta política, por considerarla una forma de "discriminación contra los blancos", y ha afirmado en repetidas ocasiones que los blancos en Sudáfrica, especialmente los agricultores, son objeto de violencia y exclusión.

En febrero, Trump anunció la suspensión de la ayuda estadounidense a Sudáfrica, destinada en su mayor parte a la lucha contra el VIH/sida, alegando que el gobierno de Pretoria estaba "confiscando tierras" y "maltratando a ciertos grupos de personas", y amenazó con boicotear la cumbre del G20. También amenazó con boicotear la cumbre del G20 en Johannesburgo en noviembre si continúa la política actual.

Funcionarios sudafricanos han acusado a la Administración Trump de adoptar la narrativa de la minoría blanca, conocida como afrikaners, para socavar la posición de Pretoria en la Corte Internacional de Justicia, donde el Gobierno de Ramaphosa acusa a Israel de violaciones en Gaza.

Los afrikaners, descendientes de colonos europeos, afirman que han sufrido una discriminación sistemática desde el final del apartheid y se quejan de la creciente violencia contra los granjeros blancos, afirmaciones que circulan ampliamente por Internet y hablan de "docenas de asesinatos diarios".

Pero las estimaciones oficiales apuntan a cifras mucho más bajas, con unos 50 asesinatos de granjeros de todas las razas registrados anualmente, en un país en el que se produjeron más de 19.000 asesinatos entre enero y septiembre de 2024.

Los observadores creen que, al plantear esta cuestión, Trump está enviando un mensaje a su base conservadora, que presta especial atención a las cuestiones relacionadas con los derechos de las minorías blancas en el extranjero, y está utilizando el asunto como medio de presión política y económica contra el Gobierno sudafricano.

Por su parte, Ramaphosa se esforzó durante la reunión en subrayar el compromiso de su país con la democracia y el pluralismo, y en evitar cualquier escalada pública a pesar de lo repentino y embarazoso del encuentro.

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