Seis exlíderes del último secretariado de las FARC admitieron ante la Jurisdicción Especial para la Paz haber reclutado a más de 18.000 menores durante el conflicto armado en Colombia. Reconocieron su responsabilidad en crímenes como violencia sexual, tortura y homicidios.
En una declaración ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), seis antiguos dirigentes de las FARC reconocieron este martes haber incorporado a más de 18.000 menores a las filas de la guerrilla en el marco del conflicto armado en Colombia. El grupo, que integró el último secretariado del movimiento antes de su desmovilización, calificó el hecho como una grave violación que dejó consecuencias duraderas.
En una carta pública dirigida al tribunal transicional, los excomandantes expresaron: "Reconocemos con profundo dolor que el reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes (…) fue una herida colectiva que dejó cicatrices hondas en el tejido social". Entre los firmantes figuran Rodrigo Londoño, también conocido como 'Timochenko', junto a los senadores Julián Gallo y Pablo Catatumbo.
"Asumimos con responsabilidad el deber de aportar a una verdad que no solo esclarezca lo ocurrido sino que contribuya a la justicia, la reparación y la no repetición (…) Reiteramos nuestro compromiso con una verdad judicial útil para las víctimas", dijeron.
Tortura, homicidios y violencia sexual
Este pronunciamiento se produce después de que la JEP, en noviembre del año pasado, imputara formalmente a los seis líderes como responsables máximos de crímenes relacionados con el reclutamiento forzoso de 18.677 menores, principalmente entre los años 1996 y 2006. La acusación incluye además actos de tortura, homicidios y violencia sexual, así como abusos con motivaciones discriminatorias y violaciones a los derechos reproductivos.
Los documentos oficiales revelan que los menores reclutados fueron víctimas de abusos físicos y sexuales, sometidos a uniones forzadas, explotación sexual, actos de violencia extrema y situaciones que les negaron el derecho a desarrollarse como individuos. La Sala concluyó que este patrón de reclutamiento destruyó su infancia y su posibilidad de construir identidad propia.
En su respuesta a la imputación, los exguerrilleros calificaron lo sucedido como una "fuente de profundo sufrimiento" y reconocieron que sus consecuencias siguen presentes hoy en la sociedad colombiana.