La liberación de los rehenes es sólo el primer paso hacia una paz más duradera. Quedan por negociar muchos detalles sobre el desarme de Hamás, la gobernanza de Gaza y la retirada total de Israel. Esto es lo que sabemos.
El 29 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunciaron un nuevo plan para hacer frente a la guerra en Gaza. Comúnmente conocido como el plan de paz de Donald Trump, fue negociado con la consulta de muchos países árabes y musulmanes, en particular Egipto, Qatar y Turquía.
El desencadenante directo que, al parecer, hizo que el presidente Trump obligara a Israel a poner fin a la guerra de Gaza fue el ataque israelí a Doha, que violó la integridad territorial de Qatar en un intento fallido de matar a los negociadores de Hamás.
Debido a las diferencias políticas internas, Trump se sintió más libre para presionar a Israel. En el segundo mandato de la presidencia de Trump, Israel había logrado todos sus objetivos militares principales en Irán, Líbano y Gaza. El 8 de octubre, Trump anunció que Israel y Hamás habían llegado a un acuerdo y firmado la primera fase del acuerdo. He aquí los componentes del acuerdo.
Fase 1: Alto el fuego inmediato y acciones humanitarias
El plan ordena el cese inmediato de las hostilidades, con la suspensión de todas las operaciones militares y la congelación de las líneas del frente, así como la liberación inmediata de todos los rehenes israelíes, vivos y fallecidos, en un plazo de 72 horas.
Además, el plan estipula la liberación de los prisioneros palestinos en Israel, incluidos 250 condenados a cadena perpetua y 1.700 personas detenidas desde el comienzo de la guerra.
Fase 2: Desmilitarización y medidas de seguridad
Se espera que las negociaciones de la fase 2 comiencen tras la liberación de los rehenes. La estrategia propuesta incluye la destrucción del armamento ofensivo de Hamás, como túneles e infraestructura militar, para neutralizar su capacidad de ejercer más violencia.
La declaración dice que Gaza será "una zona libre de terror desradicalizada que no suponga una amenaza para sus vecinos". También ofrece una amnistía a los miembros de Hamás que se comprometan a una coexistencia pacífica, y un salvoconducto para los que opten por el exilio.
Además, se desplegaría una fuerza internacional temporal de estabilización, compuesta por personal estadounidense, árabe y europeo, para supervisar la seguridad y facilitar la formación de una fuerza policial palestina, garantizando la estabilidad y la paz a largo plazo.
Fase 3: Gobernanza y reconstrucción
En la fase 3 está previsto establecer una administración de transición, dirigida por tecnócratas palestinos y supervisada por un organismo internacional, para gestionar la gobernanza cotidiana y supervisar la rehabilitación de las infraestructuras.
La ayuda humanitaria se suministrará sin interferencias, y organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la Media Luna Roja supervisarán su distribución para garantizar su equidad y eficacia.
Además, se prevén esfuerzos para animar a los palestinos a permanecer en Gaza, ofreciendo apoyo a quienes decidan quedarse y reconstruir sus comunidades. La estrategia incluye el reconocimiento de Palestina como Estado, condicionado al éxito de los esfuerzos de reconstrucción y a las reformas necesarias en el seno de la Autoridad Palestina.
Para allanar el camino hacia la paz a largo plazo, se iniciaría un diálogo entre Israel y los palestinos para establecer un marco político que promueva la coexistencia pacífica y el entendimiento mutuo. Gaza sería gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico responsable del funcionamiento cotidiano de los servicios públicos y los municipios para la población de Gaza.
Este comité estará compuesto por palestinos cualificados y expertos internacionales, con la vigilancia y supervisión de un nuevo organismo transitorio internacional, la Junta de Paz, que estará presidida por Trump e incluirá a otros miembros que aún deben ser anunciados, pero entre los que ya se sabe que estaría el ex primer ministro británico Tony Blair.
Aunque el plan reconoce el Estado palestino como una posibilidad que es "la aspiración del pueblo palestino", no dice que Estados Unidos vaya a reconocer a Palestina. El 30 de septiembre, Netanyahu dijo que no se crearía un Estado palestino con el plan de Trump, descartando esa posibilidad.