Desde 2024, Suecia ha invertido unos 7,7 millones de euros en modernizar sus 64.000 refugios construidos durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
El aparcamiento de Igeldamms, en Estocolmo, puede parecer un estacionamiento subterráneo cualquiera excavado en la roca, pero también puede servir de refugio público para 1.200 personas en caso de conflicto militar.
Ante el aumento de las tensiones con Rusia desde su invasión a gran escala de Ucrania a principios de 2022, el Gobierno sueco se ha comprometido a multiplicar por siete el gasto en Defensa civil.
Desde el año pasado, ha destinado unos 7,7 millones de euros a modernizar los 64.000 refugios del país construidos durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, para proteger mejor a los civiles.
Hasta ahora se ha hecho hincapié en la modernización de varias docenas de grandes refugios con capacidad para más de 1.000 personas. Las obras de renovación del refugio de guerra de Igeldamms, en el centro de Estocolmo, concluyeron en septiembre, mientras que siguen en curso las mejoras de otros 24 de los 80 grandes refugios.
Según la Agencia Sueca de Contingencias Civiles, el proceso, que implica la sustitución de generadores diésel y la actualización de los filtros de aire, puede llevar de dos a tres años. El Gobierno espera que una mayor financiación en los próximos años ayude a acelerar las cosas.
Pero Anders Johannesson, especialista en refugios de la Agencia Sueca de Contingencias Civiles, afirma que el presupuesto anual sigue siendo insuficiente para reparar los 64.000 refugios, por no hablar de construir otros nuevos.
A finales del año pasado, el ministro sueco de Defensa Civil, Carl-Oskar Bohlin, advirtió de que la amenaza de un ataque militar había aumentado y ya no podía descartarse. Bohlin presentó una nueva versión de un folleto de consejos de emergencia de la época de la Guerra Fría.
La guía ofrece consejos prácticos sobre ciberataques, ataques terroristas, pandemias, crisis medioambientales y guerras convencionales. También abarca la autodefensa, la resistencia psicológica, la seguridad digital y la protección contra ataques aéreos. La primera edición del folleto se publicó durante la Segunda Guerra Mundial.