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¿Puede España ganar el Mundial de 2026? El sueño de repetir la gesta de 2010

Morata alzó la cuarta Eurocopa de España en 2024
Morata alzó la cuarta Eurocopa de España en 2024 Derechos de autor  AP Photo
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Por Cristian Caraballo
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España llega al Mundial 2026 con ilusión tras ganar la Eurocopa 2024. La selección lidera su grupo de clasificación con un rendimiento sólido, combinando experiencia y juventud. Con jugadores clave como Rodri, Pedri y Yamal, busca mantener su nivel y pelear por otro título mundial.

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España encara el tramo final de la clasificación para el Mundial de 2026 con la ilusión de todo un país. La victoria en la Eurocopa de 2024 ha devuelto confianza a una selección que combina experiencia, juventud y una identidad de juego reconocible. A menos de un año del torneo, la mirada de la afición se dirige hacia un horizonte que ya tocó en 2010: levantar la Copa del Mundo en Johannesburgo. En los bares, en las plazas y frente a las pantallas, se percibe un murmullo colectivo que solo despierta La Roja.

Un recorrido sólido en la clasificación

La Roja lidera su grupo con paso firme. En los primeros encuentros, ha sumado todas las victorias posibles, con 11 goles a favor y ninguno en contra. La defensa se mantiene ordenada, el balón circula con rapidez y el equipo genera ocasiones con claridad. Luis de la Fuente ha consolidado un bloque estable, con jugadores que se conocen a la perfección y han aprendido a leer juntos el ritmo del partido. Cada victoria parece reforzar la sensación de cohesión que recorre el vestuario y se transmite a la afición.

La estrategia de Luis de la Fuente se centra principalmente en una presión adelantada y en intentar recuperar el esférico de manera rápida tras la pérdida, aspectos que han caracterizado a La Roja en sus mejores etapas. El técnico ha consolidado un bloque estable, con jugadores que repiten en las convocatorias y que conocen con precisión los automatismos del sistema como si del mejor reloj suizo se tratase. Además de todos los tecnicismos, hay que sumar que España viene de levantar la Eurocopa de 2024 en un clima que despide cohesión y continuidad.

Una generación en madurez y otra que emerge

El núcleo del equipo combina futbolistas que ya acumulan experiencia en grandes torneos y otros que están consolidándose en el panorama internacional. Rodri Hernández, pieza clave en el centro del campo, aporta equilibrio y criterio en la salida del balón. En torno a él, figuras como Pedri, Gavi o Fabián Ruiz ofrecen alternativas técnicas en la creación de juego.

En las bandas, la presencia de jugadores jóvenes como Lamine Yamal o Nico Williams añade desborde y velocidad, elementos que complementan la estructura táctica. En defensa, la solidez de Laporte, Le Normand, Dani Carvajal o Alejandro Balde garantiza estabilidad y salida limpia desde atrás. En la portería, Unai Simón mantiene la titularidad con actuaciones regulares y buen manejo en los balones divididos.

¿Y saben lo bonito? Esta generación de jugadores que Pedri comanda descubrieron en 2010, con tan solo 12 años, que la leyenda de no pasar de cuartos de final se podía romper, se tensaron con el balón que Casillas consiguió sacarle a Robben y gritaron con el derechazo con el que Iniesta nos dio nuestra primera estrella.

Iniesta celebrando el gol que dio a España el título de campeón
Iniesta celebrando el gol que dio a España el título de campeón AP Photo

Un país que vuelve a ilusionarse

La respuesta social al rendimiento del equipo ha sido inmediata. Las gradas se han llenado en los partidos de clasificación, y el seguimiento mediático se ha intensificado. En los últimos meses, los índices de audiencia en encuentros de La Roja han aumentado de forma significativa y las encuestas sobre la confianza de los aficionados reflejan un incremento del optimismo.

El recuerdo del Mundial de 2010 sigue siendo un punto de referencia emocional. Las imágenes de Andrés Iniesta celebrando su gol en Sudáfrica permanecen presentes en la memoria colectiva, y la posibilidad de revivir una experiencia similar se ha instalado como tema recurrente en tertulias, peñas y redes sociales.

La actual condición de campeona de Europa ha reforzado esa conexión simbólica entre la historia reciente y las aspiraciones futuras. Para buena parte de la afición, la Eurocopa de 2024 representó el retorno de una identidad futbolística que había quedado diluida en los años posteriores a la generación dorada.

Cada gol reaviva un sentimiento que parecía dormido, cual dragón durmiente sobre una pila de tesoros que resta así desde Sudáfrica, con una mezcla de orgullo, nostalgia y esperanza.

Expectativas y realidad competitiva

En términos deportivos, España se sitúa entre las selecciones de mejor rendimiento actual. Comparte la zona alta del ránking internacional con Francia, Argentina, Brasil e Inglaterra. Los datos reflejan mayor eficacia ofensiva y control del ritmo de los partidos, alternando posesión y presión según convenga.

Los rivales serán exigentes: Argentina, vigente campeona del mundo, y Brasil, con su capacidad ofensiva y generación joven, lideran un bloque sudamericano potente. Uruguay, Colombia o Ecuador también pueden generar complicaciones en partidos decisivos. El fútbol vuelve a poner a prueba la fe colectiva, que no se mide en estadísticas (que además están para romperse) sino en emoción compartida.

El equipo ha mejorado en la eficacia ofensiva y en la gestión de los partidos cerrados, unos aspectos que habían sido objeto de análisis en torneos anteriores. Las estadísticas muestran un aumento del porcentaje de acierto en remates y una reducción en las ocasiones concedidas al rival.

Messi levanta el trofeo de campeón en Qatar
Messi levanta el trofeo de campeón en Qatar AP Photo

Preparación y planificación hacia 2026

La planificación del cuerpo técnico contempla un calendario de amistosos y encuentros de la Nations League antes del Mundial. El objetivo es mantener la cohesión táctica, dar minutos a jugadores menos habituales y consolidar automatismos en todas las líneas.

El trabajo físico se ha diseñado para garantizar que los jugadores lleguen al torneo en su mejor momento de forma. La coordinación con los clubes resulta clave en este proceso, especialmente en una temporada de calendario denso y con varios torneos intermedios.

En la Federación se trabaja además en la logística previa: sedes de concentración, viajes, adaptación a las condiciones climáticas y elección de campos de entrenamiento en Estados Unidos, México o Canadá, las tres sedes del campeonato. Todo el entorno de la selección se encuentra inmerso en una preparación detallada para minimizar imprevistos.

La mirada internacional

A nivel global, el rendimiento de España no ha pasado desapercibido. Los distintos medios deportivos alrededor del globo destacan el papel de la nueva generación española y la continuidad de un estilo que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Entrenadores y analistas extranjeros han señalado la evolución táctica del equipo y la capacidad de su centro del campo para controlar los partidos con ritmo sostenido.

En varios informes técnicos de la UEFA y la FIFA, se ha destacado el equilibrio entre posesión y presión como uno de los factores que explican la recuperación del nivel competitivo de La Roja. Estos estudios resaltan la fortaleza del grupo y la consistencia de sus resultados recientes en torneos oficiales.

Entre la historia y la oportunidad

El fútbol español se encuentra en una encrucijada que combina memoria y expectativa. La victoria en Sudáfrica marcó un punto culminante que definió una era. Desde entonces, cada generación ha convivido con el peso simbólico de aquella conquista que parecía que era imposible.

En 2026 se cumplirán dieciséis años de aquel logro, y la posibilidad de repetirlo funciona como un hilo que une pasado y presente. Entre banderas y bufandas, el país parece detenerse unos segundos cada vez que suena el pitido inicial.

Casillas alzó el trofeo al cielo de Johannesburgo.
Casillas alzó el trofeo al cielo de Johannesburgo. AP Photo

Argentina, Brasil... y Colombia o Ecuador

El fútbol hace tiempo que dejó de ser el fuerte de Europa y Sudamérica también presenta un reto en el próximo Mundial. Los combinados de este último continente mantienen su peso competitivo y figuran también en las casas de apuestas. Argentina, vigente campeona del mundo, afronta el torneo con una generación que ha conseguido prolongar el éxito de Qatar 2022. Su núcleo principal, liderado por estandartes como Messi y con la sangre joven de Mastantuono o Julián Álvarez, le otorga una solidez y una defensa consistente.

Brasil, por su parte, siempre aparece entre los grandes nombres. El lavado de cara del ataque de la selección con futbolistas jóvenes ha aportado velocidad y desborde a la par que busca recuperar aquel nivel competitivo que en su día trajeron leyendas como Roberto Carlos, Rivaldo o Cafú.

A estas dos se se suman Colombia y Ecuador, que han consolidado plantillas competitivas y con proyección internacional, capaces de complicar a cualquier rival en partidos decisivos.

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