Tufan Erhurman ganó las elecciones en el norte de Chipre con una amplia mayoría, poniendo fin al mandato del nacionalista Ersin Tatar y apostando por reanudar las negociaciones con los grecochipriotas para lograr una federación bizonal.
Las esperanzas de reanudar las negociaciones para resolver la división de Chipre se reavivaron este domingo después de que los turcochipriotas eligieran como líder a Tufan Erhurman, de 55 años, quien hizo campaña a favor de retomar el diálogo con los grecochipriotas para crear una federación bizonal, tras ocho años de estancamiento.
Erhurman ganó por amplio margen, con el 62,76% de los votos, frente al 35,81% del actual dirigente Ersin Tatar, según cifras extraoficiales. Casi el 65% de los 218.000 votantes registrados acudieron a las urnas. En su discurso de victoria, Erhurman afirmó que su triunfo es "una victoria para todos los turcochipriotas" y prometió avanzar en coordinación con Turquía, como se ha hecho en el pasado.
La elección marca un giro político respecto a la visión de Tatar, quien defendía un acuerdo de dos Estados, postura que Turquía promueve desde 2017, cuando colapsó el último intento de paz. Erhurman criticó la falta de avances durante el mandato de Tatar, calificándola de "pérdida de tiempo" que ha aislado a los turcochipriotas de la Unión Europea.
El presidente grecochipriota Nikos Christodoulides felicitó a Erhurman y expresó su deseo de reunirse con él "lo antes posible" para reanudar las conversaciones.
Chipre permanece dividido desde 1974, cuando Turquía invadió la isla tras un golpe de Estado de partidarios de la unión con Grecia. Solo Ankara reconoce la independencia proclamada por los turcochipriotas en 1983 y mantiene más de 35.000 soldados en el norte. Aunque Chipre ingresó en la Unión Europea en 2004, solo la parte sur, de mayoría griega, disfruta de los beneficios plenos.
Desafíos y oportunidades para una Chipre reunificada
Un acuerdo de paz tendría enormes implicaciones económicas y geopolíticas: permitiría explotar los yacimientos de gas natural al sur de la isla y facilitaría proyectos energéticos regionales, como un cable eléctrico que conectaría Grecia y Chipre, y potencialmente Israel.
Pese al resultado alentador, los desafíos siguen siendo profundos. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan reiteró su apoyo a la solución de dos Estados y prometió seguir defendiendo "los derechos soberanos" de los turcochipriotas. Analistas señalan que la fuerte dependencia política y económica del norte respecto a Turquía podría limitar la capacidad de Erhurman para apartarse de esta línea.
El nuevo líder rechaza abolir el derecho de intervención militar de Turquía en Chipre, una de las principales causas del fracaso de las conversaciones de 2017. Los grecochipriotas consideran esta prerrogativa una amenaza a su seguridad, mientras que los turcochipriotas la ven como una garantía de protección.
Erhurman insiste en que la "igualdad política" entre ambas comunidades es no negociable, aunque grecochipriotas consideran injusta la exigencia de poder de veto sobre las decisiones federales. También ha advertido que los turcochipriotas no deberían ser los únicos responsabilizados si fracasa un nuevo intento de diálogo, y ha insinuado que el norte buscaría mayor apertura internacional a través del comercio y la conectividad aérea.
Aunque el camino hacia la reunificación sigue plagado de obstáculos, la victoria de Erhurman devuelve el optimismo a un proceso paralizado durante casi una década y reabre la posibilidad de una Chipre unificada y estable, clave para la seguridad y el equilibrio energético del Mediterráneo oriental.