Sus estimaciones pasan del 1 al 0,5% del PIB. Atribuye el descenso al Brexit y los conflictos comerciales internacionales, aunque reconoce una desaceleración y una señal de alarma a las que hay que atender. Berlín pone fin, pues, a la década prodigiosa tras la crisis de 2008.
Alemania reduce en medio punto sus previsiones de crecimiento para 2019. Lo estima ahora en un 0,5% del PIB, descenso que atribuye sobre todo a la inseguridad producida por el Brexit y los conflictos comerciales internacionales. En enero Berlín ya había bajado sus calculos del 1,8 al 1 por ciento.
"Esperamos un desarrollo económico sólido pero lento", reconoce Peter Altmaier, minsitro de Economía de Alemania. "Estamos convencidos de que el crecimiento continuara este año, pero no será lo suficientemente alto como para reflejar la situación de una economía eficiente y moderna. Por lo que debemos hablar también sobre cómo estimular y fortalecer este crecimiento por encima del nivel normal".
La década prodigiosa tras la crisiz de 2008 se ha, pues, acabado.
Para el año que viene el Gobierno espera una recuperación de hasta el 1,5%, aunque reconoce que la debilidad actual debe considerarse una señal de alarma.