El país prohibió todas las extracciones de metales en superficie y subterráneas en 2017 para proteger de la contaminación los recursos hídricos del pequeño país.
La Iglesia católica romana se ha sumado a los llamamientos al actual presidente de El Salvador para que mantenga la prohibición de la extracción de oro en el país. El arzobispo José Luis Escobar Alas hizo la petición el domingo al presidente Nayib Bukele, diciendo: "Dañará a este país para siempre". La intervención de monseñor Escobar se produce tras la preocupación manifestada por grupos cívicos y ecologistas después de que el miércoles el presidente calificara de "absurda" la prohibición de extraer metales, que dura ya siete años, y afirmara en X que el oro sin extraer sería "una riqueza que podría transformar El Salvador".
El partido de Bukele controla el Congreso de El Salvador por un amplio margen y su oposición política ha sido devastada, por lo que es poco probable que una propuesta formal para poner fin a la prohibición encuentre mucha resistencia. El Salvador prohibió en 2017 toda la minería de metales en superficie y subterránea. Una amplia coalición de sectores, incluida la Iglesia católica romana, apoyó la prohibición para proteger de la contaminación los recursos hídricos del pequeño país.
En ese momento, la exploración había revelado yacimientos de oro y plata, pero no había minería metálica a gran escala. No está claro cuáles podrían ser sus reservas de oro. El muy popular y recientemente reelegido Bukele dijo en 2019, durante su primera campaña a la presidencia, que apoyaba la prohibición de la minería, por lo que sus recientes comentarios marcan un cambio de actitud.
Bukele sugirió el miércoles una forma de minería "moderna y sostenible" que cuide el medio ambiente. Sin embargo, los ecologistas se han apresurado a criticar el actual entusiasmo del presidente por el proyecto. "No es cierto que haya minería verde, se paga con vidas, problemas renales, respiratorios y leucemia que no son inmediatos", dijo Amalia López, de la Alianza contra la Privatización del Agua. Sus preocupaciones incluyen la cantidad de agua necesaria para las operaciones mineras y el almacenamiento de agua contaminada con metales pesados.