El entorno de un castillo irlandés vuelve a la vida salvaje.
Randall Plunkett es experto en death metal, noble y ecologista. El vigésimo primer barón de Dunsany ha dejado a la naturaleza crecer a su antojo en 300 hectáreas de sus dominios, un poco menos de la mitad del total de la hacienda, propiedad de sus ancestros desde hace 900 años.
'Creían que era idiota'
Este experimento para crear un oasis de flora y fauna comenzó hace ocho.
"Cuando empecé era un secreto. Durante los primeros cinco años nadie supo lo que estaba haciendo. De hecho, los vecinos creían que era idiota. Creían que era un caprichoso que destruía el terreno sin motivo".
Los resultados hablan por sí solos. Se avistan especies raras como martas y se han asentado nutrias o ciervos rojos. Junto a milanos reales, gavilanes, halcones peregrinos, cernícalos, gallinagos o pájaros carpintero, las nuevas aves son legión.
"Cada año recupero al menos un animal. Es maravilloso porque estamos devolviendo la vida salvaje a Irlanda, un lugar que solía recordarse por ser verde, estamos recuperando un poco de ese verde".
Asalvajar un territorio del tamaño de China
Plunkett debe hacer frente a amenazas y vandalismo. Patrulla al amanecer la propiedad para mantener lejos a los cazadores furtivos.
Según la ONU, tendría que devolverse a la naturaleza salvaje un territorio del tamaño de China durante el próximo decenio para frenar la degradación del terreno y limitar el aumento de la temperatura del planeta.